Fue una transición poco usual: cambiar de periodista deportivo a pastor de una iglesia evangélica. Esa fue la transición que el periodista Alberto Rayo hizo en su vida y hoy que asegura que fue la mejor decisión.
Rayo es originario de Managua, la capital del país y este próximo septiembre cumplirá 35 años.
“Yo nací en Managua, soy capitalino, para serte sincero yo creo que mi primer interés por la comunicación y el periodismo de manera particular fue de alguna manera por mi abuelo, que ya no está con nosotros”, contó a Literal Periodismo Ciudadano.
Este comunicador de envidiable voz, tez morena y elegante sonrisa, agrega que su abuelo era la típica persona que se levantaba a las cuatro de la mañana a escuchar noticiero de la radio.
“Justamente de Radio Corporación y apenas llegaba el periódico, él se devoraba cada sección. Cuando me levantaba para alistarme e irme al colegio yo lo miraba leyendo y a las seis y media o siete de la mañana él tenía todo el periódico al tiro”, recuerda.
Alberto Rayo
Quería ser locutor
Destaca Rayo que esa rutina familiar lo influenció tanto, que cuando llegó a la secundaria se dio cuenta que le interesaba el mundo de los medios y la comunicación.
Rayo recuerda que a diario intentaba imitar a su abuelo, leyendo noticias y escuchando las voces de periodistas en la radio.
“Llegó un momento en el que sinceramente a mí me llama más la atención la radio, incluso la locución, no propiamente periodística, me miraba como un locutor y me decían que tenía una muy buena voz”, recuerda Rayo.
Este Comunicador Social de profesión recuerda que tomó en serio su sueño a pesar de que tenía el problema de “trabarse” al hablar, inicialmente por un problema de salud pero también tenía complejos e inseguridades propios de la adolescencia.
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Una llegada inesperada a La Prensa
Rayo compartió que su primer empleo en el mundo deportivo fue en el diario La Prensa. Advierte que llegó ahí sin pensarlo pues estando en último año de la carrera un profesor preguntó en el aula quién quería trabajar.
Asegura que se ofreció pensando que se trataba de una revista o de esos proyectos que surgen en las universidades.
Sin embargo su vida cambio cuando miró que su profesor le estaba haciendo una carta de recomendación y posteriormente le indicó “dentro de una hora te estará esperando Edgard Rodríguez, Editor de la sección de Deportes del diario La Prensa”.
Cuando el trabajo te llega
“Para mí, por supuesto, fue una sorpresa y a la vez, sinceramente, me dio miedo porque yo no sentía que tenía lo que se requería para para el reto que se me estaba presentando”, dice ahora.
“La oportunidad, por supuesto, era una suerte con mezcla de alegría y miedo. Ni siquiera fui a buscar el trabajo, el trabajo me buscó a mí”, refiere entre risas Rayo.
Advierte una vez que el editor Edgard Rodríguez se convirtió en su jefe, este le le apoyó en todo momento y le dio mucha confianza para que se desarrollara en el mundo del periodismo deportivo.
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Un gran equipo deportivo
“Yo tuve el privilegio de contar con un equipo de compañeros que eran muy buenos en todo sentido, tanto como profesionales como persona, particularmente Edgard Rodríguez”, rememora Rayo.
“Además de ser un buen escritor en el área de deportes, era un buen jefe y lo recuerdo como un como un hermano mayor que te da consejos, que se sienta con vos y te pregunta cómo estás y te hace sentir como parte de una familia”.
Alberto Rayo
Destaca que esa cercanía del Rodríguez y del equipo eliminó el miedo y le otorgó energía para continuar con su trabajo.
“Fue como un hermano mayor que me comenzó a guiar en cada cosa, en cada decisión. Yo no conocía por ejemplo, a los directivos de las distintas federaciones deportivas y entonces él me decía ‘vas a llamar a tal presidente de tal federación y le vas a preguntar esto y esto’”.
Con mucho agradecimiento recuerda que “como niño”, Rodríguez le enseñaba de todo, especialmente que se debe tratar a los demás con mucho respeto y atención.
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Lección inolvidable
Rayo recuerda que una de las grandes lecciones que le dejo La Prensa fue el hecho de ser detallista en cada una de sus labores.
Según narró, mientras colaboraba para el medio, Edgar Rodríguez le confió la edición de las notas y especiales entre ellas las de Edgar Tijerino Mantilla, uno de los más reconocidos cronistas deportivos del país.
“Para mí era un honor editar a Tijerino, que es básicamente una universidad periodística especialmente en el área de deportes”, refiere Rayo.
Destaca que también era una gran responsabilidad.
En una ocasión que Tijerino envió una nota en la que hablaba sobre una pelea de Manny Pacquiao con Juan Manuel Márquez, un texto que la gente seguramente iba a leer porque era una pelea importante; le toca editarla y ajustarla al espacio disponible.
Aquella lección de ética
Rayo realizó su labor con normalidad y al día siguiente se publicó la nota, sin embargo al llegar al periódico el Jefe de Redacción le mandó a llamar.
Rayo recuerda que asistió inmediatamente y el señor le preguntó de quién era la nota publicada, a lo que él con tranquilidad le responde que de Tijerino. El jefe le insiste sobre quién la editó, de manera espontánea Rayo contesta: “yo”.
A lo que nuevamente el jefe le pregunta con seriedad: “¿y entonces por qué está firmada por vos?”.
Rayo le pregunta asustado “¿la firme yo?”. ¡Claro! le contesta el jefe y Rayo, con vergüenza por la confusión le asegura que no fue intencional si no que lo traicionó “la costumbre de estar firmando”.
Luego de eso el jefe de redacción le indica que Edgar Tijerino quería hablar con él y que lo espera en su casa”.
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Leer para salir adelante
El periodista recuerda que asistió al llamado y fue recibido por la esposa de Tijerino y luego este le hizo pasar a su oficina.
“Muy afectuoso el recibimiento y me mete a su oficina; hizo un lado el error y más bien se río (…) pero aprovechó para darme una lección en el proceso”.
Rayo recuerda que Tijerino le dijo:
“Rayo, quiero que entendamos que la única manera en la que vas a salir adelante en esta carrera es leyendo. No hay otra forma más que leer, qué bien si estudiaste la carrera pero si no lees, no vas a ser nadie y no solamente en el deporte, sino en cualquier otra área, periodísticamente hablando”.
Alberto Rayo
A su vez agregó “lee, puedes tomar cualquier libro, pero léelo”.
Según Rayo ese error se convirtió en una lección: “Los errores y los fracasos enseñan lecciones. Entonces no le tengan miedo a los fracasos. Naturalmente nos van a acalambrar un poquito al comienzo, pero después se pasan, la vida sigue”.
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De la crónica deportiva a consejería
Al consultarle respecto a su salida del mundo deportivo Rayo señaló que después de seis años de estar trabajando en La Prensa, se le dio la oportunidad de trabajar a tiempo completo en una de estas congregaciones locales en las que participaba.
Asegura que la desición de entrar fue fácil y compleja a la vez.
“Digo fácil porque me apasionaba el periodismo, pero encontré una pasión mayor que era poder servir a las personas de otra manera en mi caso particular, a través por ejemplo de la consejería”, explica Rayo.
Además de la contención que algunas personas necesitan para situaciones difíciles que tienen que atravesar en la vida.
Comunicar otro mensaje
Confiesa que con el pasar de los años no deja de estar esa pequeña nostalgia de las salas de redacción, sin embargo no es el deseo de todos los días explica el Rayo.
Asegura que luego de unos años de acompañar a diferentes personas, se dio la oportunidad de dar “otro brinco” dentro del mismo contexto eclesiástico y es ahí cuando comienza su trabajo como pastor.
“De hecho, hoy soy un pastor y sigo comunicando porque en un sentido mi trabajo sigue siendo comunicar un mensaje de esperanza, tratar de comunicar lo que creemos que las personas necesitan escuchar cuando se encuentran en distintas situaciones que creemos que les pueden ayudar para salir adelante”.
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Redes sociales para llegar a otras almas
Este joven pastor señaló que en los últimos dos años ha utilizado las redes sociales para compartir de todo lo que comparte en la iglesia local.
Refiere que un amigo le incentivó a que abriera un canal de YouTube.
“Me aventé y entonces lo que decidimos es que cada vez que tengo la oportunidad de predicar en nuestra iglesia local siempre se graba y el video editado se sube al canal”.
Mensajes sencillos para reflexionar
Asegura que se ha dado cuenta que los videos cortos generan mayores visualizaciones, por lo que comenzó a grabar videos de 7 a 8 minutos.
En estos videos comparte reflexiones sobre asuntos cotidianos, donde todos se pueden identificar de tal manera que el mensaje llega de una manera más sencilla.
Asegura que sus conocimientos comunicacionales han sido inmensamente útiles para conectar con los demás y llevar su mensaje del evangelio.
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Dejar el miedo en busca de la realización
Rayo comparte que si una persona está en un sitio que no cumple con todas nuestras expectativas, debe ir más allá.
“Y la única manera que yo conozco de poder vencer el miedo es enfrentándolo, no hay una fórmula mágica que te pueda decir ‘si haces esto vas a poder hacer lo que tanto te apasiona’”.
Alberto Rayo
Señaló además que siempre se debe tener claro que la vida tiene golpes que enseñan y recordó que John Maxwell, un escritor sobre liderazgo, señalaba que “nadie ha logrado nada importante en la vida sin pasión”.
Advierte que con su cambio de vida, que para muchos es abismal, ganó la satisfacción de hacer lo que le gusta y en ese proceso ayudar a otros a lograr lo mismo.
Insiste que ver cómo los demás logran vencer sus dificultades y continuar en la camino de la vida es su mayor pago.