El desequilibrio de género es notable a leguas en este contexto: en una imagen mediática cuatro hombres firman un acuerdo político electoral de cara a los comicios de noviembre próximo en Nicaragua, proceso en el cual una única mujer compite, hasta hoy, por ser candidata presidencial.
Los aspirantes Félix Maradiaga, Miguel Mora, Juan Sebastián Chamorro y Medardo Mairena, acordaron entre sí aspirar a una candidatura única. Cristiana Chamorro, la otra aspirante a distancia, no participó del ruedo mientras en un foro internacional denunciaba los permanentes abusos del régimen Ortega-Murillo.
Si bien solo esos cuatro nombres firmaron ese acuerdo, otros hombres más quieren dirigir el país en manos de Daniel Ortega: Luis Fley, ex guerrillero Contra; George Henríquez, líder creole y Alfredo César, veterano político colaboracionista de cualquier régimen.

“Las voces y los rostros de mujeres han sido claros”
El tiempo y las estructuras patriarcales han vuelto a hacer de las suyas en la lucha política de Nicaragua: de aquellos mares de mujeres estudiantes, profesionales, comerciantes, campesinas y amas de casa que salieron a las calles en abril de 2018, hoy pocas figuran entre los rostros mediáticos de cara a las elecciones presidenciales 2021.
Se encuentran exiliadas, clandestinas, retiradas y muchas son perseguidas políticas, pero continúan alzando la voz en contra del régimen. “Un grupo de machos conservadores se reúne a comparar sus diplomas”, ejemplificó desde el exilio la ex prisionera política Amaya Coppens, en una carta crítica dirigida a la oposición nicaragüense.
En la protesta ciudadana “las voces y los rostros de mujeres han sido claros”, argumenta la feminista y socióloga Marlen Chow, quien comenta que las estudiantes han liderado las protestas desde el principio y estuvieron al frente de la organización estudiantil, dando ideas, proponiendo y actuando.
“Actualmente continúan desde los movimientos ciudadanos haciendo frente al gobierno de Ortega”, dice Chow. De acuerdo con la socióloga “hay mujeres con alta capacidad para ser la presidenta de Nicaragua, sin embargo, afirma que existe “una realidad histórica que resolver”, y es ahí donde están enfrascadas las mujeres organizadas.
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Frente a las elecciones presidenciales
En los últimos meses, el debate electoral ha sido tema central en la agenda de los nicaragüenses.
Han surgido muchos precandidatos y una sola mujer, Cristiana Chamorro, quien ha manifestado estar preparada para una posible candidatura presidencial.
Al conocer el nombre de la periodista Cristiana Chamorro, como posible candidata a la presidencia de Nicaragua, Rosario Murillo, vicepresidenta designada por el poder electoral, ha ejecutado un ataque político despiadado contra Chamorro y su familia.
Murillo, recurrentemente, pronuncia discursos de odio dirigidos a la familia Chamorro, pero no ha sido la única: otros sectores políticos tradicionales y ahora desde las redes sociales, han hecho eco de críticas y ataques personales a la precandidata presidencial.
“Los señalamientos a Cristiana, que no han sido con las mismas características que los dirigidos a los hombres, es quizás porque había una cierta esperanza en la candidatura de ella”, explica la periodista y feminista Patricia Orozco.

Del diálogo a la actualidad
Durante la primera parte del diálogo nacional entre la oposición y los Ortega Murillo, en 2018, se hizo sentir la presencia de las mujeres, con varias de ellas sentadas en la mesa de negociación.
La líder estudiantil Madelaine Caracas, con voz fuerte y tono emotivo, leyó los nombres de las personas asesinadas en el marco de las protestas antigubernamentales. Al igual que Caracas, otras mujeres se sumaron y alzaron sus voces.
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Luego para la segunda y última parte del diálogo, en 2019, la participación femenina disminuyó, siendo designamos por la oposición ocho hombres y únicamente cuatro mujeres. Actualmente de cara a las elecciones presidenciales vemos a una mujer frente a cuatro hombres como posibles candidatos a la presidencia.
“Es improcedente que habiendo las mujeres sido las primeras en las trincheras y en la lucha de la rebelión cívica, ahora no aparezcan por ninguna parte”, argumenta Orozco.
Para la periodista esto es una muestra de que “el machismo perdura” en todos los aspectos en Nicaragua y que en el plano político, estamos en las antípodas de la igualdad de género.