En Nicaragua no se ha declarado ninguna medida drástica para detener el contagio por coronavirus, sin embargo los hechos apuntan a que se ha optado por la llamada “inmunidad del rebaño”, medida que consiste en exponer a la población a un contagio comunitario con el objetivo de inmunizarla y eso ha provocado que la curva de contagio empiece a elevarse, en el inicio de una crisis sanitaria sin precedente en la historia del país.
El epidemiólogo de la Agencia de Salud Pública de Suecia Anders Tegnell, fue quien en principio recomendó esta práctica para su país y por ello ahora podría enfrentar cargos legales por tratarse de una medida sin perspectivas de derechos humanos.
El médico epidemiólogo nicaragüense radicado en Irlanda, Álvaro Ramírez, ex director de epidemiología del Ministerio de Salud (Minsa), refirió que para poder llevar a efecto esta medida se debe tener en cuenta la capacidad de trasmisión del virus, la capacidad de respuesta del sistema de salud y la resistencia inmunológica de los ciudadanos.
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El especialista agregó que esta medida “no es una garantía de inmunidad” porque no está claro cómo se desarrolla el virus: “es un campo bastante oscuro” enfatizó Ramírez.
Agregó que la exposición de personas a cualquier mala práctica médico-sanitaria puede ser objeto de juicio.
“Esto apenas empieza”
Ramírez lamentó que en las próximas semanas Nicaragua podría enfrentar una situación similar a la de Guayaquil (Ecuador) y Bolivia. Nosotros “no hemos visto todavía el pico máximo de esta epidemia, es asunto de tiempo y lo vamos a tener cuando hayan desde 30 mil o 50 mil infectados”, destacó Ramírez.
Aunque el Minsa ha insistido en que están preparados y equipados como sistema sanitario para enfrentar el coronavirus, Ramírez señala que el gobierno ha asumido que las visitas casa a casa, las vacunaciones y los 0.9 respiradores que existen por cada mil habitantes son suficientes.
Respecto al cuerpo médico del país, el experto indica que es insuficiente, sumado a que no hubo entrenamiento previo en los hospitales y que el país perdió la oportunidad de aplicar medidas de contención en los primeros 45 días después de conocerse el primer caso de contagio.
¿Y el estado de emergencia?
A criterio de Ramírez, el gobierno de Nicaragua no declara estado de emergencia en el país porque automáticamente deberá asumir todos los costos médicos, inclusive los de pacientes que se atiendan en centros privados y no se ha destinado ningún fondo para ello.
Remarcó que en busca de garantizar la salud de la población, se debería realizar un esfuerzo coordinado público-privado, sin embargo considera que en Nicaragua se están tomando medidas políticas y no sanitarias y estratégicas para enfrentar la pandemia.
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Neumonía atípica
En Nicaragua las muertes por neumonía atípica se elevaron drásticamente: Hasta el 3 de mayo se reportaban oficialmente 86 fallecimientos por esta causa. El 18 de mayo Daniel Ortega reveló que la cifra hasta el 15 de mayo era de 309 muertos por neumonía, incluyendo algunos con Covid-19.
Eso indica que en 12 días (del 3 de mayo al 15 de mayo) murieron 223 personas por neumonía, a un ritmo de 18 por día, un comportamiento médico inusual y alarmante.
Según Ramírez el diagnóstico utilizado por el Minsa indicando múltiples casos de “neumonía atípica”, hace alusión a que este padecimiento no responde a los patrones conocidos de neumonía, (bacteriana, tuberculosa, basales, otros) y además se hace difusa, es decir no se diagnostica conforme a los patrones médicos tradicionales, por lo cual sospecha que la mayoría de estos casos están asociados al coronavirus.