La forma en que Donaldo Hernández se coló en el periodismo es, aparte de romántica, admirable: solía leerle las noticias a su abuelita para ganarse su cariño y la admiración que ella sentía por la figura de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, el icónico periodista asesinado en 1978.
Donaldo no sabía en esos instantes, que ahora guarda como cálidos recuerdos, que el periodismo no solo lo llevaría a ganarse el corazón de su abuela, sino también, a difuminar aquella realidad de pobreza que los rodeaba en uno de los barrios más pobres y populares de Nicaragua.
El periodista Donaldo Hernández se describe como un nicaragüense de origen humilde que, gracias a la educación, logró superar la pobreza extrema en la que vivió durante su niñez y adolescencia.
Apego por la UCA
Con seguridad absoluta afirma que volvería a estudiar periodismo, sin pensarlo, porque siente que es su vocación y ama la profesión a pesar del peligro y el estrés que a diario viven los periodistas, sobre todo en la Nicaragua actual.
Con mucha serenidad, Hernández advierte que si pudiera cambiar algo de su pasado sin alterar su presente, sería haber estudiado su carrera en la Universidad Centroamericana (UCA).
“Siempre he admirado a la UCA por los periodistas que ha formado y por su humanidad. En compensación he tomado dos posgrados en la UCA y mi meta es estudiar mi maestría en esa casa de estudios”, comparte con Literal Periodismo Ciudadano.
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Una familia de lucha y esfuerzos
Este profesional nicaragüense, actual corresponsal de la Voz de América (VOA), nació el 16 de abril de 1989 en Managua, en el seno de una familia de origen campesino.
“Mi mamá Ángela Reyes es originaria de Nandaime, Granada y mi papá Donald Hernández de Ticuantepe, Managua”, comparte el periodista.
Al consultarle sobre cómo recuerda su infancia, afirma que tiene una mezcla de sentimientos.
“Por un lado, recuerdo la alegría que tenía por mis vivencias en la escuela, mis amigos de la infancia, los juegos por la tarde en mi barrio; pero por el otro lado, recuerdo las carencias que tenía mi familia para que pudiéramos comer los tres tiempos”.
Donaldo Hernández, un hijo de la posguerra
Hernández agrega que fue criado por su abuela materna porque su papá no asumió su responsabilidad y su mamá se fue a Costa Rica a trabajar en 1997, cuando él apenas tenía 8 años.
Quedaron bajo el cuido de su abuela materna.
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“Mi mamá decidió irse de Nicaragua en busca de mejores oportunidades, en ese tiempo el país apenas se levantaba de las ruinas que dejó la guerra civil”, recuerda.
“Gracias al esfuerzo de mi mamá, años después mis tres hermanas mayores y yo logramos salir de la extrema pobreza gracias a los estudios”, comparte el periodista.
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Trabajo en las calles para aportar a la casa
Hernández comparte que su abuelita Rosa Rodríguez vendía frijoles y tortillas para sostener a la familia.
“Incluso un tiempo salí a vender tortillas en el barrio Reparto Schick, donde vive mi abuela. Era mi aporte a la enorme carga que tenía mi abuela para darnos de comer”, confiesa.
El periodista recuerda que disfrutaba ir a vender porque además de llevar un aporte económico a la casa, su abuelita le “daba cinco córdobas para llevarlos a la escuela”.
Hernández considera que todos los aprendizajes que le ha dado la vida lo han convertido en “un hombre honesto, trabajador, cariñoso, colaborador, optimista, ocurrente y burlesco”.
Añade que sus mejores amigos y amigas le expresan que es “una persona bondadosa, servicial y resiliente”.
Periodista para la admiración de su abuelita
Este periodista con voz elegante y sonrisa naturalmente contagiosa, cuenta que su abuelita no sabía leer ni escribir, pero le gustaba estar informada.
“Ella me mandaba a comprar El Nuevo Diario todos los días a un puesto del barrio y luego me pedía que le leyera las noticias. Creo que ahí empezó mi interés (por el periodismo)”, rememora Hernández.
Agrega que lo que le motivó a estudiar periodismo fue la admiración que tenía su abuelita por los periodistas: tenía por referente a Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, el director de La Prensa asesinado en 1978.
Era su favorito, incluso ella contaba que por días lloró su muerte, señala Hernández.
“Como mi abuela era el ser que más amaba, me aventuré a ser periodista para ser admirado por ella y al final lo logré”, confía.
Donaldo Hernández

Un camino de esfuerzo y constancia
Donaldo comparte que en 2007 entró a estudiar periodismo en la Universidad Hispanoamericana gracias a una beca completa que se ganó por su aplicación a los estudios.
“En 2011 me gradué, pero desde que cursaba tercer año de la carrera hice voluntariado en varias radios y organizaciones no gubernamentales en el área de comunicación”, recuerda.
El periodista narra también que en 2011, antes de graduarse empezó a trabajar en el canal 100% Noticias como editor de videos, posteriormente como productor y después como reportero.
Agrega que durante la crisis política de 2018 estuvo como reportero en Radio Corporación y en septiembre de 2018 empezó a trabajar como corresponsal de la Voz de América, el medio oficial de Estados Unidos.
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Amor por los documentales y la historia
Hernández afirma que le apasiona mucho la producción de reportajes de televisión. Y lamenta que por el contexto del país se le dificulta hacer el trabajo de campo, acceder a las instituciones públicas o hacer entrevistas en vivo.
Las fuentes tienen temor de hablar, hay restricciones para grabar en espacios públicos y persiste el acoso de la policía y los civiles afines al gobierno.
Este joven periodista sueña que en el futuro, cuando mejore la situación en Nicaragua, se dedicará a la producción de reportajes e incursionar en el cine documental.
“Soy amante de los documentales de historia y espero que la vida me permita especializarme en esa área y aportar a la memoria del país”, exclama ilusionado Hernández.

Una merecida recompensa para Donaldo Hernández
Hernández no imaginó que acompañar y apoyar de manera desinteresada a un periodista de la Voz de América (VOA), que vino a Nicaragua en 2017 para hacer una serie de reportajes, le serviría de respaldo para conseguir un trabajo durante la crisis de 2018 que estremeció al país.
“Sin esperar nada a cambio fui más allá y decidí hacer el trabajo de producción y al terminar esa misión, al periodista le gustó mi trabajo”, comparte Hernández quien en ese momento colaboraba en 100% Noticias.
El periodista cuenta que un año después, en 2018 se encontraba sin empleo y fue cuando el periodista que había venido en 2017 le llamó para comentarme que la Voz de América estaba buscando corresponsal y lo motivó a aplicar.
Tres años siendo la Voz de América en Nicaragua
“Otros dos periodistas también estaban aplicando, pero la VOA me seleccionó y desde entonces tengo más de tres años trabajando con la misma pasión”, refiere orgulloso.
Confiesa que no esperaba que la vida le diera la oportunidad de trabajar como corresponsal de uno de los medios de comunicación más importantes del mundo.
“Hay días en que no me lo creo al recordar todas las carencias que tuve en mi niñez. Han sido los mejores tres años en mi vida profesional”, narra emocionado Hernández.
Agrega que ha tenido la oportunidad de cubrir toda la crisis sociopolítica, los dos recientes huracanes, el éxodo de nicaragüenses en busca de vacunas en Honduras y otras historias de esperanza, entre tantas coberturas históricas.
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Crisis de 2018 ha desencadenado solidaridad
Hernández lamenta que los últimos cuatro años (2018-2022), han sido complicados para el periodismo independiente en Nicaragua.
Destaca que la pérdida del periodista Ángel Gahona (asesinado en abril de 2018 en Bluefields) ha sido la tragedia más grande que ha sufrido el país, pero aún así, el gremio ha enfrentado cada situación con valentía y, apegado a los principios éticos, continúa desafiando la censura.
El periodista comparte también que su relación con los periodistas independientes es muy cercana, pues se identifica con sus demandas y también se ve afectado por cada agresión, acoso y confiscación de los medios.
“Siento que a pesar de las dificultades los periodistas nos hemos unido, nos hemos vuelto más solidarios y más humanos”, afirma con certeza.
Trabajó gratis por amor a la profesión
Al consultarle sobre una anécdota que haya marcado su carrera periodística, Hernández cuenta que cuando estalló la crisis sociopolítica en 2018 estaba en el desempleo y como periodista se sentía impotente de no poder dar cobertura.
“Entonces le dije a un amigo periodista que trabajaba en una radio que quería salir a reportear para la emisora. Me dijo que había espacio, pero no había paga. Le dije que podía trabajar de gratis y aceptaron que trabajara de gratis”, rememora Hernández.
Señala que muchos de sus amigos y colegas le señalaban que cubrir la represión y las protestas era una decisión de alto riesgo, porque en varias ocasiones su vida estuvo en riesgo, sin embargo él les contestaba que esta “aventura” le permitió ser testigo presencial de muchos acontecimientos que han quedado escritos en la historia.
“Así te das una idea de lo enamorado que estoy del periodismo”, destaca con seriedad.
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“La profesión de periodista es una de las más hermosas”
Hernández señala que aunque entiende que en los últimos tres años ha aumentado el desinterés de los jóvenes por estudiar periodismo, por los riesgos que implica ejercer el oficio en Nicaragua, les recuerda que a lo largo de la historia el periodismo ha sobrevivido para escribir la historia.
Agrega que así como el oficio pudo sobrevivir al somocismo y al sandinismo de la década de los 80, está seguro que también sobrevivirá a esta nueva etapa del orteguismo.
“Les diría a los jóvenes que la profesión de periodista es una de las más hermosas porque contribuís a la búsqueda de la verdad, la justicia, así como al fortalecimiento de la democracia y el respeto a los derechos humanos. Además que ejercer el periodismo les ayudará a ser más humanos y si hacen un buen periodismo ayudarán a construir un mejor país, finalizó.