“Yo tengo una roca. Su forma es rara. Si las rocas tuvieran cara, les diría que ésta tiene nariz de lombriz, sonrisa de banana y ojos saltones como los de las ranas”, narra en uno de sus cuentos la teatrista, cuentista y gestora comunitaria, Dorling López Rivera.
Dorling nació al norte de Nicaragua, de donde tiene bonitos recuerdos de infancia y donde comenzó a escuchar cuentos narrados por su madre.
De su niñez nacen algunas de las historias que ahora cuenta con vibrante y musicalizada voz al público nicaragüense e internacional.
Raíces en el arte
Dorling viene de una familia ligada a las artes escénicas: “una tía cantante y poeta, abuelos artesanos y una madre talentosa”. Todos ellos haciendo arte desde el empirismo.
Su infancia estuvo marcada por la oralidad, pues recuerda que desde que era muy pequeña su madre le contaba cuentos, “mi mamá es cuentera nata”, comenta sonriente.
Y es que en todo momento, salvo ratos esencialmente cortos, Dorling López despliega sonrisa, transmite alegría, de esas buenas vibras que quién sabe en qué parte del ser uno logra identificar y disfrutar.
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Un consejo de vida: darle prioridad a lo propio
Sin embargo, uno de sus primeros acercamientos oficiales con el mundo artístico fue cuando comenzó a tomar clases de ballet. Dorling tenía entre 9 años y 12 años de edad.
Aunque su época como bailarina duró poco, pues debió dejarlo para tomar una beca de educación secundaria, esta etapa le dejó una importante lección: “darle prioridad a lo que yo quisiera, a lo que me moviera”.
Esta lección de su niñez le serviría más de una década después, cuando decidió dejar el periodismo para dedicarse al arte.
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“Inquieta, curiosa y apasionada”
En sus años de adolescente Dorling fue una buena estudiante, activa y dinámica que practicó fútbol en su colegio: “fuimos pentacampeonas, eso era mucho orgullo”, explica.
López Rivera se describe como “inquieta y curiosa”, y una revisada a su carrera y su vida, lo confirma al verificar que ha incursionado en diversos campos: danza, fútbol, periodismo, teatro, microliteratura, acrobacia aérea y hasta boxeo, son algunas de las actividades que ha realizado Dorling.
Ella cuenta que la auto-formación continua es muy importante en la vida de toda artista nacional, pues explica que en Nicaragua no hay una licenciatura de teatro u otra rama del arte.
Un lema de vida: “apropiarse”
Por esta razón Dorling López continuamente está en talleres o cursos que le ayuden a potenciar sus habilidades.
La multidisciplinariedad de López Rivera, también está relacionada con su transparencia hacia sí misma y el público: “Si no me apasiona algo, no lo hago”.
Para ella es importante “apropiarse”, ya sea del cuento, de la obra de teatro a presentar, de la danza a desarrollar, del deporte a practicar.
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Los cuentos de Dorling López
“Una mazorquita, chiquita y rebelde que siempre pedía justicia”, es parte de la temática de su primer cuento.
“Fue en una audición de teatro, nos pidieron improvisar”, recuerda Dorling López, quien recurrió a sus recuerdos de infancia, en su natal Ocotal, donde escuchó las primeras historias de su vida, para salir airosa de esa prueba que le abriría las puertas a su deseo artístico.
Este primer cuento ha sido contado por ella también a través de títeres, hasta ser publicado en un periódico de circulación nacional.
18 cuentos mentales
La cuentista ha creado y narrado un sinnúmero de historias: “los primeros 18 (cuentos) los tengo en la cabeza” y “tengo escritos los más poéticos, los que me costó sacar”, comenta.
Para la artista es importante conectar con el recuerdo de los abuelos y abuelas, con su forma de contar aquellas historias que ella oía de niña y la atrapaban en la admiración y curiosidad.
Por ello, en su “necesidad de volver a la semilla”, trata de rescatar los vocablos, las historias que se contaban en el norte y para lograrlo empezó a colaborar con su madre y a contar cuentos juntas.
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Cuentos que empoderan
Los cuentos de López Rivera están enfocados en público infantil y adulto, sin embrago hace notar su espacial interés en las niñas y la voz femenina.
“Empoderar a las niñas desde los sueños”, es parte de lo que busca hacer a través de sus cuentos y por medio de su proyecto de gestión cultural comunitaria Germen.
Para la artista es importante que las niñas sueñen y crean que pueden lograr esos sueños: “Buscamos decirles ‘nosotras también hemos sentido miedo y ese miedo hemos logrado superarlo’, ‘nosotras también venimos de un lugar humilde y hemos logrado conquistar lo que soñamos’”.
Por medio de talleres y de la narración oral, Dorling López ha llevado sus cuentos a niños y niñas de Centroamérica y otros países del continente.
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El arte es vida
“La nada comenzó a hacer maroma y teatro, a cantar y a sonreír con dos camanances hermosos”.
Narra con dulzura la cuentista
Dorling habla de su arte con pasión, manteniendo un rostro sonriente que refleja la dedicación y entrega a su vida artística. “El arte es vida, sino te hace sentir algo entonces no estás haciendo nada. Para mí eso es el arte, vida”.