De ella podemos decir, sin temor a exagerar, que renació en abril de 2018. Antes era una mujer de vida común. La pobreza, abandono y abuso marcaron su existencia y fortalecieron el carácter indómito que luego habría de explotar en abril de 2018 hasta sucumbir en abril de 2021. Se llamaba Golden Teresa Rivas Zeledón y murió sin ver la libertad por la cual sufrió cárcel, tortura y persecución.
La vida de Golden como solía escribirlo ella, se marcó trágicamente desde la infancia: sus padres la dieron en adopción a una familia de clase media y pronto la niña que nació el 3 de noviembre de 1980 en Corn Island, Caribe sur de Nicaragua, se unió a una familia que la llevó a vivir a Estados Unidos.
Quienes conocieron a Golden saben que ella de ese tiempo solía tener buenos recuerdos, pero nadie, ni ella, pudo explicar cómo siendo una adolescente estaba de regreso en Nicaragua en condiciones de riesgo y vulnerabilidad que le impidieron estudiar y desarrollarse profesionalmente.
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Adiós educación
“Siempre que hablábamos de planes de vida, yo le decía que buscáramos becas o estudios, que fuéramos alguien en la vida, ella decía que sí, pero no tuvimos opciones”, cuenta una amiga de adolescencia.
Luego, cuando Golden quedó embarazada la primera vez, hablaban cada vez menos de futuros planes de educación.
Y después de su segundo embarazo, nunca más volvieron a hablar de planes. Se dedicaron a buscar trabajos y alimentos para sus hijos, así que Golden se empezó a enfrentar a la vida con desventaja: madre soltera de dos hijos, estudios limitados de secundaria y sin oficio profesional o técnico para encontrar un empleo estable.
“Lo único que le ayudaba era que hablaba bien el inglés y era desenvuelta, así que la buscaban como guía turística, pero usted sabe cómo es esto, muchos cheles la querían para otra cosa y ella pues los rechazaba y perdió muchos empleos por eso”, relata otra de sus conocidas.
“Entonces empezó a fajarse en lo que saliera ¿Qué no hizo ella para darle de comer a sus hijos? Que Dios la perdone si se aventó a tanto, pero nadie más que ella iba a darle de comer a sus dos chavalos y nadie puede juzgarla por sus acciones, solo Dios”, dice un viejo amigo de la segunda familia de Golden.
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Renació en abril de 2018
Unos dicen que salió del Mercado Oriental, donde empujaba un carretón vendiendo gaseosas, agua, jugos y chucherías junto a sus dos hijos y otros dicen que saltó de un tramo de comidas rápidas cercano a la colonia Rubén Darío.
Otro dice que ella estaba en el desempleo y vendía agua en los semáforos de la colonia Rafaela Herrera, lo cierto es que el 18 de abril de 2018, estuvo en el inicio de la rebelión en la UCA.
Uno de los amigos de ella, que estuvo en aquel aciago 18 de abril en la UCA, la recuerda protestando junto a los estudiantes y luego la vio al día siguiente en la UPOLI, cuando eran atacados por la policía y los estudiantes estaban tratando de abrir los portones, que los vigilantes por órdenes de UNEN habían cerrado.
Ingreso a la UPOLI
De pronto, vieron a Golden que estaba trepando el muro y saltando para empujar a los vigilantes y tratar de abrir los portones, otros estudiantes la siguieron y entre todos abrieron el acceso a la universidad y tomaron control de la UPOLI.
Ella, junto a cientos de estudiantes, vecinos y voluntarios, se atrincheraron por más de dos meses en la UPOLI. Dicen que Golden hizo de todo: preparaba alimentos y recogía víveres para llevar a las barricadas; curaba heridos, disparaba morteros y alentaba a los estudiantes a resistir.
En ese trajín, le dieron un balazo en el pie derecho y la lastimaron cuando un busero de la cooperativa Parrales Vallejos estrelló su unidad contra una barricada, aplastando a un joven.
Luego, cuando el régimen decidió aplastar las protestas con policías, paramilitares y fanáticos, la mayoría de los atrincherados decidió salir de la UPOLI y refugiarse en casas de seguridad, incluyendo Golden, a quien le perdieron de vista después de la marcha de las madres que fue masacrada el 30 de mayo de 2018.
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Trágica ausencia
Golden apareció en las redes a inicio de 2020 ¿Qué había pasado con ella? Un abogado y activista de derechos humanos cuenta que la mujer, de 40 años, luego de las protestas fue perseguida por la policía y estuvo escondida en varias casas de seguridad, incluyendo una zona montañosa de Nicaragua.
Una organización de derechos humanos en Costa Rica buscaba coordinar su salida por puntos ciegos, para que ella pudiera llegar con sus dos hijos a El Salvador, pero perdieron contacto con ella en junio del 2019.
“Temimos lo peor, empezamos a preguntar por ella en cárceles, hospitales y cementerios y nadie nos daba razón, hasta que ella nos contactó muchos meses después”, dice el activista de derechos humanos en el exilio.
Relatos de terror
Cuando volvieron a hablar con ella, el relato de Golden fue brutal: ella entregó a su hijo menor a una familia amiga, para que lo cuidaran mientras buscaba cómo salir del país; el otro hijo quedaría refugiado donde otra familia y ella saldría escondida a Costa Rica, pero la capturaron una noche que salió a buscar una recarga telefónica para preguntar por sus hijos.
Nadie sabe a ciencia cierta cuánto tiempo, o dónde, fue detenida y recluida, ni ella misma porque en su testimonio dijo haber perdido la conciencia varias veces por los abusos y torturas a las que fue sometida.
Cree que estuvo en varias casas o celdas, desnuda y atada, interrogada y golpeada, abusada y finalmente, llevada a una celda oscura del viejo Chipote, de donde salió semanas o meses después con una infección severa y sin uñas en las manos.
Dolorosa agonía
“Dios es grande, yo tengo fe. No tengo miedo a la muerte, porque yo voy con Cristo en mi corazón”… esas fueron parte de las múltiples despedidas que hizo Golden Rivas a través de varios vídeos en Facebook , meses antes de morir.
Su muro, en una de tres cuentas en Facebook que parece haber abierto en diferentes etapas de su vida, relata poco a poco su final doloroso, sus necesidades públicas, su frustración por la enfermedad descubierta antes de abril, su soledad y el abandono en que terminó.
“Tengo fiebre, quiero leche, pañales, agua, que me vengan a ver mis amigos, que recuerden que estuvimos luchando juntos”, dice en otro video, donde se le ve el rostro demacrado, los ojos hundidos, la voz apagada.
No lo logró
Sin que nadie le preguntara, en su muro solía dar su número, la dirección de la cuartería paupérrima donde vivió sus últimos meses, pedir recargas, alimentos, visitas…
El llamado de asistencia tuvo eco limitado: pocas personas, reconoció Golden a una vecina que la auxilió, le ayudaron; algunas le mandaron dinero, otras medicinas, ropa, alimentos, un bastón para caminar, una silla de rueda y otros bienes.
De fuera y dentro de Nicaragua, amigos y ex compañeros de lucha hicieron una jornada para recolectar fondos y enviárselos cuando se enteraron que sufría cáncer terminal.
Ella recibió alegre la ayuda y eso le elevó el optimismo y las ganas de sobrevivir, asistió a jornadas de oración cristiana, fue a un grupo de alcohólicos anónimos a dar testimonio; compartió parte de sus bienes con vecinos de la cuartería y grabó algunos videos de mensajes positivos, prometiendo luchar y sobrevivir, pero no lo logró: el 5 de abril del 2021 murió.
Algunos amigos y hermanos cristianos llegaron a orar y cantar por ella; una hermana en el extranjero envió dinero para sus funerales; algunos vecinos la acompañaron a una improvisada vela al aire libre donde permitieron unas horas el féretro; luego pocos acompañaron su ataúd blanco al entierro en el cementerio Milagro de Dios, en Managua, donde pocas flores adornaron el promontorio de tierra seca por el sol calcinante de abril.
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Víctima de represión
Marco Novoa, un activista nicaragüense de derechos humanos, exiliado en los Estados Unidos, exteriorizó el cariño y admiración que le guarda a Golden Rivas y aprovechó para contar una parte de su historia a través de una publicación de Facebook.
“Ayer falleció Golden Rivas, una de las mujeres más valientes que conocí en la UPOLI. La conocí ayudando y luchando en las calles de Managua contra policías y las pandillas de la Juventud Sandinista, aunque recibió un balazo en su pierna nunca abandonó el recinto de la UPOLI”, narró Novoa en su publicación.

Un rostro de bajo perfil
“Muchos no saben que después fue capturada por la Policía y los paramilitares, donde fue torturada grotescamente. Su testimonio es unos de los más fuertes que me ha afectado emocionalmente. Después de todo lo que vivió, tuvo cáncer y ayer 5 de abril del año 2021 falleció”, reiteró el exiliado, quien también denunció ser víctima de torturas en las cárceles sandinistas.
Después de su fallecimiento, las redes sociales se inundaron de mensajes y publicaciones de despedidas en su honor. La recuerdan como “comandante Golden” y cuentan cómo su anónima lucha nunca claudicó.
Muchos de sus ex compañeros de trinchera en la UPOLI, quieren erigirle una tumba digna “para al menos rendirle honores cuando haya libertad”.
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“Una guerrera en todo el sentido de la palabra”
Félix Maradiaga, aspirante a la presidencia del país también escribió un mensaje en solidaridad con el fallecimiento de Rivas.
Maradiaga la recordó como “una guerrera en todo el sentido de la palabra” y mencionó que era “una de las voces de gran inspiración” entre los primeros jóvenes que se atrincheraron en la UPOLI.