El periodismo de investigación es uno de los ejercicios más premiados y respetados del mundo por el esfuerzo que requiere cada uno de los trabajos bajo esa etiqueta.
La complejidad que implica cuestionar e investigar al poder, ya sea desde el crimen organizado, la delincuencia, el narcotráfico y la corrupción, hace que el periodismo de investigación sea valorado como un ejercicio de alto nivel y de riesgo.
“Periodismo de investigación se le denomina a una especialidad que pretende ir al fondo de un hecho, que consulta muchísimas fuentes y logra descubrir las causas y los trasfondos de lo que comúnmente aparece como una noticia”, conceptualizó a Literal Periodismo Ciudadano el periodista y analista de la comunicación, Guillermo Cortés.
Más que un titular crítico
En tanto Octavio Enríquez, periodista premiado a nivel nacional e internacional por sus trabajos de investigación, señala que el periodismo de investigación no es necesariamente “un titular crítico y escandaloso”.
Insiste que lo que define al periodismo de investigación es la metodología con la que está elaborado y los objetivos que persigue.
“Sí, el periodismo de investigación revela cosas que el poder quiere ocultar, pero sobre todo tiene un método en el planteamiento de la hipótesis, en la guía o en el camino que te lleva a descubrir la historia y luego qué pasa por la fundamentación de la misma, la comprobación de los datos, el cruce de la información que se va encontrando”.
Octavio Enríquez, periodista investigador de Nicaragua
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¿Cómo inició en Nicaragua?
Un periodista con más de 20 años de experiencia en la investigación y los medios de comunicación en Nicaragua (de quién omitimos su nombre por su seguridad), contó a Literal-Periodismo Ciudadano que el periodismo de investigación real surgió en la época posterior al régimen sandinista de los años 80.
“Para ser más preciso, empezó de forma incipiente para el año 1991-1992 y su pionero fue el periodista Noel Irías (diario Barricada), luego siguió Roberto Fonseca y otros jóvenes periodistas que en ese momento iniciaban la carrera”, apuntó.
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Este periodista recuerda que en esa época se empezó a desarrollar la lucha contra la corrupción estatal, con casos de jefes policiales involucrados en el narcotráfico.
Agrega que después de 1990, el diario Barricada (de origen y lineamiento sandinista) empezó a hacer periodismo no oficialista una vez que llegó al poder doña Violeta Barrios de Chamorro, lo cual dio paso a desarrollar y “destapar” casos de corrupción que son el origen del periodismo de investigación.
Lo anterior es complementado por Cortés (por separado), quien expone que desde el diario Barricada, que era el órgano oficial del partido Frente Sandinista, se hicieron trabajos de investigación.
”Probablemente el primero fue un trabajo sobre los medicamentos, (…) en Barricada se hacía alguna crítica, no mucha… y este trabajo era sobre la escasez de medicinas (en Nicaragua), las investigaciones concluyeron que gran parte de los medicamentos del Sistema Nacional de Salud iban a parar al Mercado Oriental”, ejemplificó Cortés.
Por su parte el periodista citado anteriormente concluye que un par de años después de la salida de Violeta Chamorro del poder en 1997, se iniciaron a crear unidades de investigación en los diarios escritos más importantes del país, donde se iniciaron esfuerzos específicos de investigaciones de narcotráfico y corrupción principalmente.
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El periodismo tras la corrupción
Cortés señala también que aunque no precisa el inicio del periodismo de investigación en Nicaragua, si recuerda que en la década de los setenta el diario La Prensa publicó trabajos especiales contra la corrupción, entre los que destacó una investigación sobre la planta procesadora de sangre, “Plasmaféresis”.
Este caso fue uno de los negocios más escandalosos registrados en el país: “varios borrachitos llegaban a vender su sangre” a un centro, en el cual los empresarios le sacaban el plasma a cambio de una poca cantidad de dinero.
Luego la procesaban, exportaban y generaban exorbitantes sumas de dinero de ganancia.
“Me parece que no reúne todas las condiciones de periodismo de investigación por la falta de fuentes y de información de fondo, pero era un periodismo de profundidad (…) que empezaba a marcar el camino para el desarrollo posterior de lo que rigurosamente llamamos periodismo de investigación”, planteó Cortés.
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La “denunciología” ganaba la partida
Cortés destaca que en muchos medios de comunicación se dio también el periodismo de “denunciología”.
Este periodismo no investigaba o lo hacía muy superficial, pero lanzaba los casos incompletos como una bomba esperando que estallara y que hubiera repercusiones a las cuales darles seguimiento.
“Luego iba completando con esas reacciones de los afectados o de personas que leían lo publicado y que ofrecían mayor información. Esto es lo que prevaleció, digamos, durante muchos años”, rememoró Cortés.
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Nacieron las unidades de investigación
La mejor época del periodismo de investigación fue cuando tanto en el extinto El Nuevo Diario, en La Prensa y Confidencial se crearon unidades de periodismo investigativo a inicios de la década del año 2000, destaca Cortés.
“Entonces quizá ya podríamos estar hablando del verdadero periodismo investigativo”, dice Cortés, quien recuerda los nombres de periodistas como Noel Irías, Roberto Fonseca, posteriormente Eduardo Marenco, Octavio Enríquez, Moisés Martínez, José Adán Silva, entre otros exponentes de ese ejercicio especializado.
Según Cortés, “La Prensa y El Nuevo Diario sentaron las bases del periodismo de investigación y es donde más se ha desarrollado junto, (un par de años después) a Confidencial y ahora digamos que a partir de la experiencia, el sitio Divergentes”.
Nuevos valores periodísticos
A criterio de Cortés, esta plataforma está haciendo un gran trabajo y a pesar de las limitaciones ya tiene una historia de periodismo investigativo en Nicaragua.
Y es que pese a la censura que se pretende instalar en Nicaragua, los periodistas continúan dando la batalla e informando a la ciudadanía.
En la actualidad existen plataformas como Nicaragua Investiga, Artículo 66, Expediente Público que hacen esfuerzos para exponer la realidad del país de una forma completa.

Un caso icónico
Para el periodista Enríquez, uno de los casos que más condensa el periodismo de investigación es el conocido como “Los checazos”.
En este sonado caso estaba involucrado Byron Jeréz, un exdirector general de Ingresos de Nicaragua en el período del expresidente Arnoldo Alemán (1997-2001) por un sinnúmero de delitos relacionados a malversación de fondos públicos y corrupción.
“Es una manera (de ejemplificar) muy profesional porque implica un trabajo de indagación en el que se visitó otros países como Estados Unidos, Panamá… y fue realizado con mucho profesionalismo”, mencionó Enríquez.
Enríquez señaló además que la diferencia de ese caso, con el periodismo de investigación que se hace en la actualidad, es que en aquel momento “muchas de las fuentes que colaboraban con el periodismo de investigación estaba en algunas empresas, en la policía y en otras instituciones”.
Ahora, dice Enríquez, esta gente que antes ayudaba a revelar estas cosas “ahora conspira contra el periodismo”.
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Talento de varias generaciones
Para Enríquez, el periodismo de investigación no es resultado de un solo talento sino de una generación de periodistas que se ha dedicado a investigar al poder, muchas veces hasta de forma anónima.
A su vez recordó la fiscalización al poder que se realizó desde el extinto periódico El Nuevo Diario, bajo la figura de su director Danilo Aguirre Solís y también el trabajo de Confidencial bajo dirección de Carlos Fernando Chamorro.
“Cada uno de estos medios desde su posición y desde los esfuerzos de sus equipos han logrado fiscalizar al poder y denunciar la corrupción”, insistió.
Expresó además que buena parte de lo que sabe la ciudadanía respecto a los actos corruptos de los funcionarios de estado o “servidores públicos”, es precisamente por el esfuerzo de periodistas de investigación mismos que ha sido reconocido por su calidad en diferentes partes del mundo.
De la corrupción a otros tópicos
El periodista José Adán Silva fue miembro de dos unidades de investigación: La Prensa entre 2001 y 2005 y en El Nuevo Diario entre 2007 y 2011.
Recuerda que el origen de las llamadas unidades especiales fue en La Prensa a finales de los 90, cuando ese diario se relanzó bajo un concepto de modernización total tanto en su línea gráfica como en su variedad temática.
“Se pasó de realizar investigaciones sobre temas históricos, como los abusos y atrocidades de la guerra civil en los años 80, las confiscaciones y ventas de propiedades estatales, a investigaciones sobre corrupción y narcotráfico”, recuerda.
Privilegios y presiones del oficio
Silva comenta que las unidades de investigación eran equipos muy pequeños, con privilegios de tiempos para investigar y publicar, pero con grandes presiones de editores y jefes de información.
“Ellos siempre esperaban que las investigaciones resultaran en grandes destapes que fortalecieran el liderazgo de los medios”, dijo Silva.
“No siempre se lograba un gran impacto con las investigaciones, había temas que se planeaban con hipótesis impactantes que luego se desvanecían cuando se empezaba a jalar del hilo, en cambio, otros pequeños temas que al inicio parecían triviales, terminaban en verdaderos destapes de corrupción o narcotráfico”, recuerda José Adán Silva.
Luego, rememora Silva, la investigación periodística se expandió a otros temas más específicos como el medio ambiente, temas económicos como la quiebra de bancos y liquidación de propiedades.
Además tocó temas sociales como los derechos humanos, negligencias médicas, la contaminación y la escasez de agua o alimentos en diversas regiones del país.

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Un periodismo caro, riesgoso y profundo
Para Cortés hacer periodismo de investigación es muy difícil, caro y también requiere de periodistas “especiales” con carácter relacionado con la valentía, la perseverancia y la paciencia.
Además con un afán investigativo inquebrantable.
A pesar de todos los obstáculos, para Enríquez lo más importante de este periodismo es que demuestra lo que está ocurriendo en el país, con pruebas, contrastado y es verificable.
Cortés destacó que a través del periodismo de investigación los ciudadanos pueden darse cuenta de cosas que de otra manera pasarían ocultas
“En un contexto adecuado donde la institucionalidad, el funcionamiento de las leyes respecto a la libertad de expresión y de prensa funcionen correctamente las investigaciones periodísticas suelen dar cabida a acusaciones de los tribunales de justicia”, explicó Cortés.
Corta cadenas de impunidad
Según Cortés muchos de los casos que investigan los periodistas se ventilan desde una perspectiva jurídica y los acusados son condenados y van a prisión.
“Esto digamos que es la cima del periodismo investigativo, cuánto hay resultados concretos la aplicación de la justicia” remarcó Cortés.
A su vez explicó que para la sociedad la aplicación de justicia tiene una importancia extraordinaria porque corta la cadena de impunidad que generalmente hay en casos de corrupción, crímenes etc.
“La impunidad invita a seguir cometiendo estos crímenes de la misma manera como la acusaciones y condenada desalienta estas actividades criminales”.
“Entonces esto le dice pues la enorme importancia que tiene para la sociedad el periodismo de investigación”, finalizó Cortés.