El director y cofundador de Radio Camoapa Juan Carlos Duarte Sequeira, me recibe en la cabina de la radio minutos antes de que se finalice la jornada del día. Antes de iniciar la entrevista me pregunta con especial cuidado si he desinfectado mis manos con alcohol gel y manifiesta que aunque acordamos extremar medidas, en estas circunstancias la pregunta es de rigor.
Juan Carlos comparte que nació un par de meses antes del terremoto del 1972 y que su memoria la tiene activa desde muy corta edad. Desde que dejé la pacha, advierte con énfasis y rememora que poco antes de cumplir dos años vivió un evento que le activó la memoria.
“Me quemé la boca con la pacha caliente”, cuenta Juan Carlos, pues en esa época se usaban las pachas de vidrio. Una de sus hermanas estaba enfriando la leche y ante el llanto insistente del bebé que era él, cree que ella perdió la paciencia y se la llevó caliente.
“Yo estaba de pie en la cama cuna y cuando me puso la pacha en la boca la lancé al piso y recuerdo el contraste del piso rojo de esos viejos de barro, la leche blanca, el sonido y los vidrios”, describe.
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Los megáfonos de papel
Según Juan Carlos, como la memoria se le activó desde muy pequeño, recuerda que cuando tenía tres o cuatro años, escuchaba la radio junto a su madre que era asidua oyente y así aprendió a hablar.
A él le encantaba repetir lo que decían los locutores de los anuncios e inocentemente, pero profética a la vez, fueron sus primeros pasos en la locución y la radio: “de tal manera que yo parecía loco seguramente, pero a los 3 o 4 años todo es admisible”.
Agrega que utilizaba los papeles de su mamá, que era maestra, y hacía una especie de megáfonos para simular micrófonos: “Yo decía que esos eran micrófonos y cantaba el Himno Nacional, muy patriota desde pequeño”.
Recuerda que cuando su mamá regresaba del trabajo encontraba en el piso del cuarto cualquier cantidad de papeles que el chavalo, a modo de juego, había utilizado para practicar radio: “yo le hacía fiesta con todo”.

El amor por la radio
Juan Carlos, quien es abogado de profesión y escritor, comenta que fue creciendo con la radio en sus oídos por influencia de su madre y que esa idea no se le quitó nunca, al contrario…
En 1987 cuando tenía 14 años y se encontraba exiliado en Costa Rica, fue una vez a pedir empleo a Radio Impacto donde tenía un programa el creador de Pancho Madrigal y director de Radio Corporación, Fabio Gadea Mantilla. No tenía idea de qué trabajo desempeñar, pero sabía que quería pertenecer a ese mundo.
“Le dije a la secretaria, ‘vengo a buscar trabajo’. Yo no sé de dónde saqué el ímpetu para llegar a decir vengo a buscar trabajo”, rememora Juan Carlos, quien recuerda que la señora lo quedó viendo seguramente con una cara de consternación o de tristeza, se sonrió y le dijo “voy anotar tu nombre y un número de teléfono donde localizarte”.
“Nunca me llamaron”, recuerda riendo Juan Carlos.
Asegura que además intentó, sin éxito, entrar a la Academia de Locutores de Costa Rica y a su retorno a Nicaragua, después del triunfo de doña Violeta Barrios de Chamorro en 1990, la idea de la radio seguía latente.
“Me gustaba tomar la palabra, hablar en público, estar en el pódium y a veces jugaba con mis compañeros de secundaria y hacía locución ahí”, cuenta.

El nacimiento de Radio Camoapa
Con todos los antecedentes ya descritos, al recibirse como abogado en la UCA, Duarte, junto a Wendy Quintero, periodista y madre de su hija mayor, conversaron sobre la necesidad de un proyecto periodístico en beneficio de la comunidad y decidieron que sería una radio.
“Para qué tocamos el tema, porque yo no podía dormir desde entonces, yo pasaba en vela la noche pensando en el nombre que tendría la radio”.
Había un desfile de nombres y un flujo de emociones: “una vez llegué a escribirlos y anoté 36 casi 40 y era impresionante cómo la pasión por la radio me estaba ganando el tiempo”.
Luego de todo el proceso de conformación de la Sociedad Anónima que le daba legalidad al proyecto, Duarte explica que el día 28 de marzo de 2004 a las 5:20 de tarde sonó la primera canción, La reina del Sur de los Tigres del Norte y el 1 de abril iniciaron las señales de prueba para inaugurar oficialmente la radio el 24 de abril del mismo año.
Duarte señala que como línea de trabajo adoptaron los principios de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC), aplicados al contexto local.
Al servicio de la comunidad
“Comenzamos a hacer radio y fue todo un acontecimiento, la primera radioemisora en la comunidad, desplazamos a las ofertas que teníamos del vecindario”, narra Juan Carlos.
Asegura que la gente tenía poco hábitos de consumo de radio y esos cambiaron a partir de 2004. Por tal razón en 2005 pasaron de de 250 vatios a 1000 vatios, cuadruplicando así la potencia.
“Se hizo una inversión fuerte y la verdad es que hemos sentido la recompensa con el cariño de la gente; pues desde que se fundó la radio no ha disminuido, más bien ha crecido y hemos logrado establecernos con la gente a tal punto que la comunidad siente suya la radio”, refiere Juan Carlos.
Agrega que hay un sentido de apropiación que tiene que ver con el compromiso de la emisora con el servicio a la comunidad y que después el resto de cosas vienen por añadidura.
Lo anterior ha quedado en evidencia recientemente luego que la antena de la emisora fuera derribada por los fuertes vientos que azotaron Camoapa, sacando del aire a la radio. Juan Carlos refiere que los aportes económicos para solventar los gastos que ascienden a 20 mil dólares no se han hecho esperar.
El precio de hacer las cosas bien
Juan Carlos enfatiza que dentro de tantas opciones en la radio se tomó la de hacer las cosas bien. Esto implica una radio abierta, comprometida únicamente con el servicio a la comunidad y la defensa de sus derechos.
Al consultarle si hacer las cosas bien ha tenido algún costo, respira profundo y con mucha seguridad responde: “El precio de trabajar en lo que más me gusta y apasiona nunca me imaginé fuera tan alto. Tan complejo, al punto de exponer la vida y la seguridad. Vivir situaciones extremas de incertidumbre, vivir bajo amenazas y en varios momentos asedios”.
“Yo creo que no debería ser así, porque si pueden señalar en algo a la radio es el esfuerzo de hacer bien las cosas, a nivel de la emisora y a título personal en la dirección”, enfatiza.
Duarte muestra mucha seguridad respecto al nivel de incidencia que tiene la emisora en la gente y considera que probablemente eso es lo que le incomoda al poder, ya sea político, económico o de cualquier otra naturaleza.
Expone que el poder se incomoda cuando la gente conoce sus derechos, se empodera y reclama sus derechos. Aún más cuando tienen un medio de comunicación que está animando a la gente para que conozca, se empodere y que reclame.
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La casilla de los no deseados
Según Juan Carlos, es ahí donde lo ubican a él en la casilla de los no deseados, “porque te ven como una amenaza a sus intereses y entonces ellos enderezan todos los cañones posibles en contra de uno”.
Asegura que la mayor satisfacción que ostentan en Radio Camoapa, misma que ha ganado 10 premios desde su fundación hace 16 años, es el lema “servir a la comunidad”.
“Y sabemos que la comunidad lo ha recibido con gusto, de la mejor manera y eso probablemente ha sido la clave del éxito de esta emisora de establecer una relación más allá de lo comercial, del simple concepto de hacer una radio hemos formado una familia radiofónica en Camoapa y en otras localidades”, explica.

La delgada línea entre lo personal y lo profesional
“Ya no sé cuándo soy radio y cuándo soy Juan Carlos”, bromea y comenta que cuando era más pequeño antes de la fundación de la radio las personas se referían a él como el hijo de la maestra Esperancita o el hijo de Juan Manuel. Con la llegada de la emisora se refieren a Juan Carlos Duarte, el de la radio.
“No sé si he tenido tiempo de ser yo todavía”, se cuestiona.
Juan Carlos confiesa que tener la radio en la casa, es una bendición pues no tiene que salir a buscar su puesto de trabajo y solamente cruza una puerta.
Sin embargo señala que esto es igualmente una dificultad porque pierde privacidad y a veces confunde los espacios y los tiempos.
Entre lo caricaturesco y lo insólito
El director de Radio Camoapa señala que durante la crisis de 2018 vivió uno de los momentos más difíciles por un sinnúmero de amenazas en contra suya y de la radio.
“Cuando yo reflexionaba que la radio estaba en mi casa, donde estaba mi familia yo sentía que había una gran responsabilidad, tanto así que tuvimos de establecer protocolos defensivos de entrada y salida por seguridad. Era aquello entre caricaturesco por lo gracioso y lo insólito hasta lo extraordinario en algunas cosas”, confiesa.
Asegura no tener miedo a ninguna amenaza, pues considera que está haciendo las cosas bien.
“Creo que hago mi trabajo, amo a Nicaragua, siento los colores azul y blanco por dentro, siento la necesidad de respetar la bandera, el escudo, el territorio, a la gente, porque un país sin gente y sin orden no es país”, reeflexiona.
“Un país donde las autoridades atropellan a la gente ese no es un país, eso necesita mejorarse”, añade.
Alcanzado por el Covid-19
Junto a su familia, Juan Carlos es sobreviviente al Covid-19 y comparte que su contagio se dio por razón de su trabajo, debido a que se reunió con una persona que en principio ocultó que había tenido síntomas relacionados al virus y se presentó sin mascarilla a la reunión.
Al momento Juan Carlos no pudo darse cuenta de este detalle debido a su condición de no vidente y cuando finalmente la persona comentó sobre su situación de salud, era demasiado tarde.
Duarte comenta que ser un paciente con historial de asma puso a sus bronquios y pulmones en una situación de desventaja cuando se contagió del virus, pero que además le afectó el hecho de ver a su esposa y sus dos hijos, uno de tres años y el otro en ese momento de dos meses, enfermos.
Sentimiento de error
Asegura que se sintió abrumado: “sentí que no había cumplido con mi responsabilidad de protegerles, a pesar de haber implementado todas las medidas de seguridad desde febrero pasado”.
En tono sarcástico bromea: “Aquí deben existir más vapores de alcohol y de alcohol gel que en la misma Catedral de Managua. Si fuera cierto lo que dijo la Policía (respecto al incendio ocurrido en Catedral), aquí estuviéramos volando por Júpiter, Plutón, Neptuno, no sé dónde; pero aquí hemos usado alcohol que da miedo, galones tras galones para las manos, para los muebles, para el piso y para alfombras”.
Agregó que durante esta crisis de salud necesito oxígeno, usó 10 esquemas distintos de tratamientos y en un mes usó siete tipos de antibióticos.
“Fue un bombardeo de medicamentos y fue un montón de plata que se gastó, pero había que luchar por la vida”, reflexiona Juan Carlos, quien asegura que le vio la cara a la muerte.
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El impulso para no rendirse
Al consultarle sobre cómo ha logrado salir adelante dejando a un lado su condición visual, Juan Carlos responde sin dudar, con extrema precisión y seguridad que la vida es preciosa.
“Cada vez que amanezco y despierto viendo que el milagro de la vida se ha dado en mí, cómo perderme la emoción de una gota que resbala por una hoja si hay un universo metido en ella. Cómo perderme la emoción de una flor que abre en mi jardín, su aroma, sentir la textura, entender su color, escuchar los pájaros cantando por la mañana y por la tarde y de vez en cuando por el día; escuchar el viento, la lluvia caer, el aroma a tierra mojada, el olor de una comida deliciosa, saber que está mi esposa, saber que están mis hijos, jugar con ellos (…)”.
Y finaliza exponiendo que disfruta de las cosas buenas de la vida, incluso “ver a su manera” los documentales de grandes cadenas como Discovery y National Geographic. Además de escuchar a periodistas de alto calibre, saber que hay gente buena en el mundo y que su madre no lo soñó derrotado, le da un impulso impresionante para no rendirse.

Sus consejos a los jóvenes: “ser atrevidos y prudentes”
Juan Carlos, quien asegura admirar al periodista Carlos Fernando Chamorro y guardar mucho respeto por Alfonso Malespín, señala que el periodismo independiente de este país es impresionantemente maravilloso, valiente y talentoso.
- Recomienda a los periodistas que han iniciado recientemente en esta profesión y a quienes están en las aulas ser prudentes y atrevidos donde corresponda.
- Y explica que prudencia es para aprender de buena manera a no pensar que uno tiene la verdad absoluta, pues considera que es relativa como la misma libertad.
- Agrega que es importante saber escuchar y leer mucho, además de tener prudencia para adoptar la humildad pues la prepotencia y la soberbia, no son buenas consejeras.
- Respecto al atrevimiento, refiere que uno debe atreverse a conocer, a estudiar, a sobrepasar los límites conocidos, a saltar los obstáculos que aparezcan en el camino, a no rendirse y a saber que se puede.
- “Estas dos cosas en el sentido positivo pueden resumirse en una sola palabra: actitud para la vida”, finaliza.