A pocos meses de cumplirse tres años de la rebelión social de abril del 2018, que marcó la historia de Nicaragua, los rostros más conocidos por alzar sus voces en contra del régimen de Daniel Ortega se encuentran dispersos por el mundo.
En su mayoría, han optado por exiliarse en Costa Rica, una de ellas es la líder campesina Francisca Ramírez, una mujer que representa la lucha anticanal surgida en 2012 con la aprobación de la ley 840, que entregaba las tierras nicaragüenses al empresario chino Wang Jing, para la construcción del canal interoceánico que nunca inició.
Doña Chica, como es popularmente conocida, protestó en defensa de las propiedades del campesinado, ya que ella nació en un territorio colindante a la Costa Caribe, que era parte de la ruta del Canal Interoceánico.
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En 2018, doña Chica retomó su liderazgo y participó activamente en las protestas antigubernamentales, pero el 25 de septiembre luego de la llamada “Operación Limpieza”, cuando el gobierno decidió retirar con violencia los tranques ubicados a lo largo del país y emprender una cacería en contra de quienes estaban ahí, decidió exiliarse a Costa Rica, por el acoso y amenazas de las que constantemente era víctima.
Igual sucedió con don José Alejandro Vanegas Potoy, popularmente conocido como el maratonista don Alex Vanegas, quien recorría ciudades de Nicaragua usando los colores de la bandera nicaragüense y luciendo frases como “Maratón por la justicia” y “Corro para correr a Ortega”. Don Alex fue capturado en al menos cinco ocasiones antes de decidir exiliarse en Costa Rica.
Muy parecida es la realidad de Fernando Gaitán Flores, conocido como comandante Caperucita o comandante Monimbó, el característico personaje de Masaya que también participó en las protestas sociales y ahora es refugiado político en Costa Rica. A través de las redes fue noticia cuando junto a un grupo de ciudadanos gritaba, con lenguaje popular, a Daniel Ortega y Rosario Murillo que nunca más entrarían a esa ciudad y que nadie los quería.

Rostros jóvenes en el exilio
Otro rostro reconocido a partir de las protestas sociales contra el régimen de Ortega es la “comandante Masha”, Nahomy Urbina Marcenaro es la joven jinotepina que participó en el tranque ubicado en el Colegio San José de Carazo, pese a sufrir cáncer linfático.
La comandante Masha inspiró a miles de nicaragüenses con su historia, pero se exilió en Costa Rica debido a su embarazo y a la inseguridad en el país.
La estudiante Amaya Coppens, quien estuvo recluida en la cárcel en dos ocasiones, la primera en septiembre de 2018 y luego el 14 de noviembre de 2019, en el caso que se conoció como “la banda de aguadores”. Ella fue detenida junto a un grupo de ciudadanos que llevaban agua a las madres en huelga de hambre por la liberación de los presos políticos que se encontraban en la iglesia San Miguel, de Masaya.
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Fueron acusados por tráfico de armas, pero la población de inmediato los comenzó a nombrar como la banda de los aguadores. Por último, Madeline Caracas, la estudiante de comunicación que participó en el primer diálogo nacional y leyó la lista de las personas asesinadas por el régimen de Daniel Ortega, también se vio obligada a exiliarse en Costa Rica.
En otros países
Pese a que una gran mayoría ahora se refugia en territorio costarricense, también hay personas que decidieron optar por otros países. Ese es el caso de Levis Artola Rugama, un estudiante expulsado de Matagalpa y ex preso político que ahora reside en Canadá. También salió del radar el estudiante Nahiroby Olivas, ex preso politico junto al también estudiante Byron Corea Estrada, uno de los últimos ex prisioneros activos, pero de bajo perfil en Nicaragua.
La comerciante Irlanda Jerez, conocida por promover la desobediencia civil y “no pagar impuestos”, se exilió en Estados Unidos, luego que el régimen de Ortega ordenara su libertad y la asfixiara económicamente pues todos sus negocios y propiedades fueron ocupadas. Igual ocurrió con el expreso político y líder juvenil, Edwin Carcache, quien tras figurar como un popular líder social durante las protestas, se exilió en Estados Unidos por el acoso, persecución, amenazas y presiones del régimen.

Integrantes de la Alianza Cívica
No obstante, todavía quedan rostros que surgieron en 2018 y que optaron por permanecer en Nicaragua. Uno de ellos es Lesther Alemán, que se dio a conocer luego de su participación en el primer diálogo nacional.
Alemán ahora es integrante de la Alianza Universitaria Nicaragüense (AUN) y a su vez, miembro de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia.
En ese diálogo y de frente a Ortega y Rosario Murillo pidió que ordenara el cese de los ataques, represión y asesinatos de los paramilitares, “de sus tropas, de las turbas adeptas al gobierno”. “En un mes usted ha desbaratado el país, a Somoza le costó muchos años”, dijo entonces Alemán.
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Max Jerez, estudiante de la UPOLI que se unió a AUN y a la Alianza Cívica, permanece en el país y estuvo también en el diálogo nacional, en el 2018. Yubrank Suazo, un exreo político originario de Masaya, a quien le quemaron su casa, ahora también es parte de la Alianza Cívica.
Exiliados o no, desde abril de 2018 emergieron nuevos actores y protagonistas que exigen a diario la libertad de Nicaragua y el retorno al Estado de derecho, actualmente secuestrado por un Estado policial.