En su vivienda, en Masaya, Manuel Esquivel aun conserva una de sus primeras cámaras de fotografía que en sus inicios no sabía utilizar: una genérica de 16 milímetros en la cual confundió el visor con el lente.
Después de haber trabajado en labores agrícolas durante su niñez, pasó de la noche a la mañana a tomar una cámara fotográfica, literalmente, por un accidente en el ojo durante una jornada algodonera.
Entrar por la puerta del mundo audiovisual lo llevó a situaciones realmente peligrosas, como las coberturas al conflicto armado en Nicaragua en la década de los ochenta.
Además, trabajó en prestigiosos medios como La Prensa y El Nuevo Diario, Novedades y actualmente se encuentra ejerciendo como Freelance. Son 38 años de vida dedicado a la fotografía.
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Literal: ¿cómo describiría a Manuel Esquivel?
Es difícil describir a Manuel Esquivel, porque estamos hablando de los cambios. En términos generales, soy un hombre que cree en Dios y que me puedo autodefinir como una persona que va hacia adelante. Camino siempre con fe, optimismo y esperanzas; sin quejas ni lamentos o sin lamentarse de las cosas que no se hicieron o que se debieron haber hecho. Me defino como una persona que vive el presente, ya el pasado no tiene razón.
Literal: ¿antes de dedicarse a la fotografía en qué se desempeñaba?
Trabajaba en el campo con mi papá que tenía unas tierras al lado de Esquipulas. Sembramos tomates, pipianes, frijoles, maíz y sandías. Yo me dedicaba más a las labores agrícolas y también teníamos una escuelita a la que yo iba. Después del terremoto de Managua de 1972 nos trasladamos a Masaya. Acá terminé mi crecimiento hasta los dieciséis años cuando me fui a Managua.
Literal: ¿cómo recuerda su experiencia en el terremoto de 1972?
Tenía once años, fue bastante fuerte. Fue terrible ver cómo las tejas de la casa de mi abuela se resbalaban con las réplicas. Parecía que venían sobre aceite. Una de las paredes de la casa cayó y la vivienda quedó inservible. Fue una experiencia terrible. Luego nos venimos para acá y mi papá se empezó a dedicar a la ganadería. Cuando mi mamá falleció, la finca que tenemos la asumimos los hermanos y ahora tenemos unas gallinas, que nos ha permitido estar más unidos y cerca como familia.
Literal: ¿cómo fue la primera vez que tomó una cámara de fotografía?
En los años ochenta, yo estaba trabajando en la Junta de Reconstrucción, que en el tiempo de Somoza se llamaba Distrito Nacional. Es la alcaldía actual. Yo entré a trabajar de ayudante de albañilería y ya existía el corte de café y algodón voluntarios. Yo tenía experiencia en corte de algodón en San Jacinto de Achuapa con mi papá y recuerdo que eso fue positivo porque aprendí a cortar. Así que me fui como voluntario. Una vez, una varilla de algodón se me introdujo en el ojo y me sacó de actividad. Llegué al campamento y me ardía terriblemente.
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Historia de un accidente ocular
“En otro campamento estaba la gente del MIDINRA (Ministerio de Desarrollo Agropecuario y Reforma Agraria), apartados del campamento donde estaban todos los obreros”.
“Anselmo Araica Aburto se da cuenta que yo estaba herido. Fue esta misma persona la que Dios usó en mi vida, y sin saberlo, porque yo era ateo en ese momento”.
“Cuando Anselmo, que es nutricionista, llega donde estoy yo, me echa unas gotas que me cayeron muy bien. Luego me dijo que lo buscara en el Midinra y lo encontré”.
“Cuando llegué me preguntó si quería trabajar en audiovisuales. Para mi esa palabra no sonaba a más que máquinas agrícolas. Yo no sabía qué era eso”.
“Me pasó una solicitud de empleo que la llenó él, me dio para tomarme la foto de carnet. Luego me llamaron para ser el asistente de Lázaro Bilt, un sueco que vino al Comité de Solidaridad para apoyar a la revolución y él estaba encargado del departamento de audiovisuales ddonde llega Manuel Esquivel, de dieciocho años”.
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Nunca había agarrado una cámara
“Yo le dije la verdad, que nunca había agarrado una cámara, pero me llamaron para aprender. Había dos fotógrafos. Una persona se opuso a que yo estuviera, porque no sabía nada, pero el sueco le dijo: ‘Yo prefiero trabajar con un aprendiz que con un fotógrafo viejo porque traen muchas mañas’”.
“Cuando llegué donde estaban los equipos, pensé: ‘¿Qué hago yo aquí? ¿Cuándo voy a aprender a usar todo ese chunchero?'”.
“Entonces ahí quedé, yo fui su primer alumno”, relata Esquivel.
Luego aprendí a usar los proyectores para exhibir películas a los campesinos. Aprendí a proyectar diapositivas, películas y de todo lo que estuviera relacionado con audiovisual.
Literal: ¿esas películas fueron producidas por ustedes?
No, eran películas de INCINE. Una de ellas se llamaba: Sandino Vive.
Literal: ¿qué formato usaban para proyectar?
Se usaban 16 milímetros. El proyector lo andaba en una caja y solo era de conectarse. Para ese tiempo ya tomaba fotos.
Literal: ¿cuál fue su primera cámara de fotografía?
Aprendí con una cámara analógica Pentax K1000, pero para eso primero me tuvieron que cargar la cámara y los otros fotógrafos reacios me ponían la película y la ponían rápido para que no mirara como lo hicieron.
Literal: ¿nunca se le veló la película?
¡Cantidades de veces! Una vez abrí la cámara creyendo que no había película y la tapaba, pero ya estaba velado. A veces se podían salvar las primeras fotos del rollo. También, muchas veces me pasó que no montaba película y todo el mundo posaba, pero al llegar al laboratorio me di cuenta que no tenía película. Lo peor fue cuando estaba aprendiendo, que me puse la cámara al revés (El ojo en el lente no el visor).
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Literal: ¿qué tipo de fotografía le gusta más hacer?
Siempre me enfoqué en árboles frutales y niños. Como que era muy inocente y hacía fotos a los niños, a los árboles frutales. Creo que me identificaba tomar fotos así. Pero ya después, fuimos entrando en cosas más técnicas de fotografía y guiones. Trabajaba directamente con comunidades para hacer huertos familiares. Mis insumos fotográficos eran esos. No me gustaban las fotos posadas, debían ser naturales. Me gusta más el contenido social.
Literal: ¿cómo fue que Manuel Esquivel empezó a hacer guiones?
Una vez Lázaro me encargó unos guiones técnicos y cuando regresó me dijo que no tenía nada que cambiarle. Yo me quedé asustado porque no me la creía que no me había equivocado.
Una de las personas no estaba de acuerdo con los planos, porque quien hablaba estaba detrás de la cámara y quien escuchaba el diálogo estaba en el plano. Pero era porque quería ver la reacción de quien escuchaba. Era un estilo propio de Lázaro.
Literal: ¿cómo empezó Manuel Esquivel en el fotoperiodismo?
Un día me dijeron que cubriera la inauguración del ingenio Victoria de Julio, durante una visita de Fidel Castro (el dictador cubano). Nos fuimos atardeciendo y tomé una foto desde una torre con un gran angular. Las luces del ingenio estaban encendidas, pero no estaba de noche aun.
La foto quedó linda y se la dieron a Fidel para que la firmara, como póster.
Luego también aprendí a revelar slides, o diapositivas, que era más complicado que revelar las fotografías normales.
Todavía existe el slide, pero es muy caro y en Nicaragua no hay laboratorio de Slide ni de Blanco y negro puro.
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Literal: ¿cuándo decide retirarse de Midinra?
En el 84 ya había amenazas de cerrar el programa. Un día me encontré con el profesor Ricardo Trejos Maldonado, en un lugar donde compraba sopa, en Bello Horizonte. El profesor estaba con Danilo Aguirre Solís, de El Nuevo Diario.
Yo me acerqué, me presenté y pregunté si me daba trabajo en El Nuevo Diario. Él me dijo que si, llegué a llenar la solicitud y me dijeron que me quedara.
En El Nuevo Diario tuve una amplia experiencia. Estaba la guerra, tuve que ir a las zonas de conflicto. Tenía que movilizarme con una pechera, un AK y la cámara.
Una vez cubrí una evacuación el lado del Río San Juan y me encontré con Claudia Gordillo, una de las mujeres pioneras del fotoperiodismo femenino en Nicaragua.
Literal: ¿algún día le tocó utilizar su arma?
Nunca la usé pero siempre la cargué, porque era exigida.
Literal: ¿alguna vez los atacaron?
Si, andaba con un fotógrafo y un camarógrafo en Estelí. Andábamos haciendo unas imágenes para el día de la reforma agraria.
Amanecimos en una casa en Estelí y el otro fotógrafo y el camarógrafo decidieron ir a tomar unas fotos. En eso se dejaron venir con fuego cerrado contra el pueblo.
Literal: ¿quienes eran los atacantes?
La Contra, parecía que eran de FDN (Fuerza Democrática Nicaragüense) porque andaban todos de azul.
Estaban atacando a las cooperativas de campesinos que sembraban. Se llevaron el vehículo con todos los casetes y todo el material que habíamos hecho. Solo se salvó una cámara de video.
Nos quedamos en un cafetal esperando que pasaran.
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Literal: ¿qué pasó después de El Nuevo Diario?
En El Nuevo Diario era una dinámica distinta. Era bien difícil cubrir la guerra, especialmente la zona del Caribe Norte con los Miskitos alzados en armas. Siempre era un riesgo viajar en esos camiones IFA o ZIL (rusos) hasta las comunidades.
Después de El Nuevo Diario pasé a freelance y luego pasé a un periódico que se llamaba Novedades, pero no tenía nada que ver con lo que quedó de Somoza.
Era propiedad de Jacinto Mena con Alejandro Gutiérrez. Era un periódico tipo tabloide como El Mercurio, que le introdujeron también temas políticos, pero no tuvo éxito.
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Después, en mayo de 1990, me llamaron de La Prensa para que hiciera pruebas y ese día pegué en portada y me quedé trabajando.
En todos los trabajos de fotografía siempre ha habido riesgos, en tiempos de paz o de guerra. En la calle alguien te puede hacer algo porque está molesto con el trabajo que estás haciendo. Siempre hay riesgos.
Ya después (en los años 90), estuve en la época del 6%, resistí gases lacrimógenos a montones.
Literal: ¿cómo surgió la idea de elaborar el fotoreportaje “El Nemagón en Nicaragua, Génesis de una pesadilla”?
Fuimos a Panamá a estudiar fotoperiodismo avanzado. Aprendimos a armar historias y reconstruirlas. Cuando estaba allá, pensé en reconstruir la historia de la guerra.
Pero un día estaba cubriendo a los afectados por el Nemagón que realizaron marchas en Managua. El trabajo surge después de la gestión por darle continuidad a las historias del Nemagón, pero en las comunidades de Chinandega.
Era la primera historia que realizaba un fotoperiodista en La Prensa que se publicaba aparte. El trabajo se publicó en una serie de varias entregas con reportajes escritos y de ahí salió la idea de hacerlo en un libro con el apoyo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica de la UCA (INHCA).
El prólogo lo hizo Sergio Ramírez y todos decían que yo estaba loco al pensar que él iba a aceptar, pero al final lo hizo.
El texto estuvo a cargo del periodista José Adán Silva, quien reporteó conmigo las historias en Chinandega y la historia fue nominada por la Fundación Gabo, por separado, en texto y fotografía.
Fue un trabajo que me llenó de mucha satisfacción haberlo concluído.
Literal: ¿qué desastres naturales recuerda haber dado cobertura?
Al maremoto de 1992, al terremoto de Masaya de 2005, al Huracán Mitch en 1998. Es parte de la adrenalina, que no sabés qué te podés encontrar.
Literal: es decir que siempre ha habido muchos riesgos ¿los medios de qué forma protegían a sus periodistas?
Donde hay balas o gases siempre estás en riesgo. Los medios en aquel tiempo no se preocupaban por darte seguridad, ni chalecos ni cascos. Hasta ahora compraron chalecos y cascos en un medio impreso, pero antes no, era ir a cubrir bajo riesgo propio.
Literal: ¿cuándo se retira Manuel Esquivel de La Prensa?
En 2018, con la crisis sociopolítica. En La Prensa prescindieron de mis servicios por la crisis en 2018, después de haberle dado cobertura a todo lo que pasó. Cuando estás cubriendo y te estás poniendo en riesgo estas poniendo tu vida y te echan sin más ni más.
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Pero algo anda mal, hay que revisar esos medios. Hay gente que está serruchando el piso a los demás.
Recuerdo que ese día estaba de turno y me dejaron que lo terminara. Como a las siete u ocho de la noche, se me acercó un editor y me dice: ‘mirá, ahora te tocó a vos’, y me puso el papel del despido en la mesa.
Literal: ¿y qué dijo usted?
Yo lo recibí y le dije: ‘bendito sea Dios’, porque Dios sabe por qué me está sacando. Hay gente que cree que te está haciendo daño, pero Dios ocupa esas cosas para hacer el bien. Las cosas del mal Dios las aprovecha para sus propósitos.
A mí me hacían falta cuatro años para la jubilación y mirá, gracias a Dios estoy acá, feliz, contento, porque ya no dependo de personas. Estoy muy contento.
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Literal: ¿Manuel Esquivel sigue haciendo fotografía igual que antes?
Estoy lamentando hacer fotoperiodismo al mismo nivel de antes, porque ahora nadie está haciendo fotoperiodismo a ese nivel por la situación. Lo que se está haciendo es una resistencia para no morir
Ahora voy a hacer historias con el artesano, el cafetalero, el agricultor.
Dejar de trabajar en un medio no te hace un muerto. Mucha gente cree que por dejar de trabajar en un medio te vas a morir en la calle. Hay un estereotipo que te hace creer que salir de ahí te hace dejar de ser periodista.
El problema no es el medio, son algunas personas que vuelven la labor pesada porque crean un estilo desde su propia perspectiva de trabajo.