“Si la gente habla es porque algo se está haciendo bien” es una frase coloquial nicaragüense que se utiliza cuando hay un interés evidente de parte de una persona o grupo por destruir o minimizar el trabajo de otra persona o familia, y eso está ocurriendo con los periodistas y medios independientes de Nicaragua.
Aunque lo explicado parezca del diario vivir de un barrio o una comunidad periférica y alejada, se está dando desde la presidencia de Nicaragua en contra de los periodistas y medios de comunicación independientes que, a pesar de las críticas circunstancias que atraviesan desde 2018, cuestionan el poder y denuncian las arbitrariedades que se cometen en contra de la población.
Como resultado de ese gran trabajo y esfuerzo, ahora son el blanco fijo de amenazas, ataques y campañas de desprestigio desde el Poder Ejecutivo.
En Literal, te hacemos un recuento de los principales embates que el gobierno de Nicaragua junto a sus funcionarios públicos y en las plataformas digitales apoyados por troles, lleva a cabo en contra de los medios y periodistas independientes.
Ocultar información pública: Esta ha sido una política constante del gobierno de Daniel Ortega: en Nicaragua el acceso a la información pública es un sueño pues las instancias gubernamentales no tienen como prioridad rendir cuentas de su gestión y tampoco autorización para brindar conferencias de prensa.
Por otro lado, desde la Presidencia se promueven los monólogos (presidente y vicepresidenta no dan lugar a preguntas durante sus comparecencias) y la lectura de comunicados de muy mala calidad y sin la presencia de periodistas independientes.
Manipular la información sobre las pruebas de coronavirus: La crisis sanitaria por coronavirus no ha limitado al gobierno de Nicaragua a manipular información. Declaraciones del personal de salud independiente han dejado en evidencia que los resultados de los test de coronavirus no son transparentes de igual manera que las constancias de defunción, sin importar que esto implique un delito y se violenten los derechos de las víctimas y sus familiares a tener información certera sobre el estado de salud y /o causa de muerte de un ciudadano.
Mentir: Y no solo a los ciudadanos nicaragüenses, el gobierno del país lo hace también con organismos internacionales, una prueba reciente es el informe brindado al Sistema de Integración Centroamericana (SICA) en el que aseguraban que en Nicaragua se han aplicado 26,000 pruebas de coronavirus; sin embargo a lo interno del país nadie lo explica cómo y tampoco presentan evidencias que los sustenten.
Crear campañas de desinformación desde las redes sociales: Las plataformas sociales han sido la principal herramienta del gobierno de Nicaragua para atacar, amenazar e intentar censurar a quienes lo adversan.
Incluso el ataque cibernético ha llegado hasta la denuncia contra canales de YouTube como el de la plataforma Nicaragua Actual que fue cancelado luego de un sinnúmero de denuncias que los periodistas han considerado son dirigidas con el objetivo de silenciarlos.
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Crear campaña de odio: Las campañas de odio también forman parte del repertorio de acciones del gobierno para callar a quienes muestran su inconformidad con la forma de conducir el país.
Uno de los últimos episodios fue en contra Aminta Ramírez, presentadora de televisión nacional. Ramírez se ha mostrado muy crítica frente a crisis sociopolítica y sanitaria que atraviesa el país y en varias ocasiones ha sido víctima de amenazas e insultos, que violan toda ética periodística y leyes de género.
El último ataque se dio luego que en una trasmisión en vivo desde su cuenta personal, hiciera referencia a la suciedad y falta de aseo en los mercados capitalinos y de las personas que circulan; su comentario fue manipulado por la maquinaria oficialista y de ahí surgieron infinidad de ofensas y descalificaciones para su trabajo periodístico y para su condición de mujer.
Agresiones verbales: Dirigidas a medios y periodistas, son encabezadas por Rosario Murillo, la sancionada vicepresidenta de Nicaragua por abusos de derechos humanos y corrupción, quien en sus acostumbradas intervenciones de medio día, a las que de forma obligatoria se encadenan todos los medios de comunicación pro gobierno dedica varios minutos a ofender, amenazar y hacer mofa del trabajo de los medios independientes.
El pasado 13 de mayo Murillo los acusó de infundir “pandemias de miedo” y desinformación y les advirtió que todo se paga en la vida. Sin embargo en los 30 minutos que duró su intervención no ofreció ningún dato relevante sobre las estrategias que están llevando a cabo para enfrentar el coronavirus en el país.
Atacar a medios y periodistas que acuden a los hospitales: Ante el silencio de las autoridades sanitarias los periodistas independientes se han movilizado a los diversos centros asistenciales por lo que han sido víctimas de amenazas, interrogatorios y persecución de policías, paramilitares y medios oficialistas. Todo esto con el objetivo de impedirles su cobertura.
Clonación de cuentas y videos actuados: Hacer circular videos falsos, clonar logos y fotos de perfil de reconocidos periodistas, medios de comunicación y miembros de la sociedad civil es una de las últimas estrategias malintencionadas del gobierno de Nicaragua. Con ella buscan confundir a la población y propagar noticias falsas para luego acusarlos de “alarmistas”, “mentirosos” y promotores de pánico.
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Suspensión de cuentas de Twitter: Desde abril 2018 esta red social se ha convertido en un mar de denuncias y cuestionamientos al gobierno. Centenares de cuentas expresan sus puntos de vista y eleven su voz a nivel internacional sobre las situaciones que afectan a los nicaragüenses.
Como una forma de coartar esta posibilidad, una cantidad de troles fabricados desde las instituciones públicas se encargan de denunciar cuentas con el objetivo que Twitter las cierre y callar esas voces.
Campañas para desviar la atención: Como la de la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN), el brazo armado y político a pago del gobierno en las universidades públicas para controlar el sector de educación superior de Nicaragua.
Recientemente circularon fotografías en las que pretendían mostrar un esfuerzo humanitario para prevenir el coronavirus entregando mascarillas y alcohol gel en algunas calles de Managua.
Esta acción fue catalogada como una estrategia populista para desviar la atención de las problemáticas principales: el contagio comunitario de coronavirus y el colapso de los centros asistenciales.