El 24 de marzo se celebra el Día Internacional de la Verdad, conmemorando la memoria de Monseñor Arnulfo Romero, quien fue asesinando esta misma fecha en el 1980. Romero fue defensor de los derechos humanos en el Salvador.
Este martes, organismos defensores de los derechos humanos de Nicaragua, realizaron un panel virtual sobre la “Memoria, Verdad y Justicia”.
En ocasión de esta celebración, Literal Periodismo Ciudadano te presenta cuatro momentos históricos en Nicaragua que debieron esclarecerse.
Atrocidades de la guerra de 1978-1979
Desde 1978 hasta la salida del dictador Anastasio Somoza, las violaciones a los derechos humanos de los nicaragüenses fueron muchas y quedaron sin esclarecerse.
Para Gonzalo Carrión, presidente del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, “las violaciones a los derechos humanos han quedado en el olvido en nombre de una paz que nunca llegó, en nombre de una justicia y una reconciliación en la que se entendían fundamentalmente los poderosos”.
De acuerdo con el informe de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (Cidh), presentado en 1978 “el Gobierno bombardeó a civiles y combatientes de una manera intensa e indiscriminada en las ciudades de León, Masaya, Chinandega y Estelí”.
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50,000 muertes en impunidad
La comisión de la Cidh “comprobó numerosas atrocidades cometidas por la Guardia Nacional, incluyendo asesinatos masivos de menores y ejecuciones sumarias de civiles durante allanamientos de viviendas”.
De igual modo, desde el lado de las guerrillas sandinistas, se cometieron ejecuciones sumarias, fusilamiento arbitrario, torturas, encarcelamientos masivos, persecución, desapariciones forzadas y confiscaciones contra ex funcionarios somocistas, guardias, empresarios privados y familias de ellos
Con la salida de Somoza la administración sandinista inició un sinnúmero de actividades como formación de cooperativas, alfabetización y otras, sin embargo, nunca creo una comisión para la memoria, verdad y justicia sobre los más de 50,000 muertes que según el gobierno sandinista, ocurrieron en esa guerra civil.

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10 años de guerra sandinista
En 1980 surgió la Contrarevolución, que luchaba contra el sandinismo en el poder. En esta guerra civil entre nicaragüenses, hubo varios miles de asesinatos que siguen si esclarecerse. De hecho, el gobierno sandinista y el ejército nunca revelaron la cifra de muertes oficiales de sus tropas.
El gobierno Sandinista en 1981 llevó acabo una operación militar denominada “Navidad Roja” para forzar el desplazamiento de cientos de comunidades indígenas de las orillas del río Coco, para contrarrestar el apoyo social a la “Contra”.
En el proceso asesinaron a misquitos que se negaban a abandonar sus tierras, quemaron ranchos y sembradíos, violaron mujeres y arrasaron las comunidades con bombardeos, según las denuncias de la época.
La Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), presentó el caso ante la justicia nicaragüense, pero este fue cerrado en 2010 argumentando “falta de pruebas para los crímenes de lesa humanidad que fueron denunciados”.

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10 años sangrientos
Este periodo de 10 años se vio marcado por asesinatos, persecución, confiscaciones, asedio, abusos sexuales, robo, secuestros y encarcelamientos arbitrarios.
En la historia de Nicaragua hay más de cincuenta Amnistías y para Carrión “están dirigidas al borrón y cuenta nueva” y “le echan tierra a la verdad, a la memoria y la mandan al olvido”.
Al salir del poder en 1990, el FSLN se negó a crear una comisión de la verdad que aclarara todos los crímenes de los años 80, que dejaron saldos estimados entre 50,000 y 80,000 asesinatos.

Fin de la guerra civil después 1990
“Ese mismo ejército y la policía que tenemos, cambiándose los nombres son los mismo que en los últimos treinta años han ejecutado campesinos en el campo”, dijo Carrión. “El Cenidh que nació 1990, conoció esas ejecuciones en el campo, ya las venían haciendo con diferentes grupos que se rearmaron”, explicó.
Después de la guerra civil guerrilleros y líderes campesinos han sido asesinados, sin embargo, no hay datos en la memoria colectiva. No se saben todos los nombres, ni siquiera cantidades exactas de las víctimas.
Enrique Bermúdez, “comandante 380” fue parte de la contrarrevolución y su asesinato se dio a las afueras de un hotel capitalino en 1991. Aunque se conocen datos del hecho, no hay culpables juzgados y casi treinta años después el crimen no se aclara.
Además, las ejecuciones a campesinos se siguen dando. En 2017 Elea Valle, denunció el asesinato de sus dos hijos menores de edad, pareja y cuñado. La pareja de Valle fue parte de la contra en 1980. La policía calificó a los fallecidos como “elementos delincuenciales”.

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Rebelión cívica de abril 2018
En abril de 2018 los nicaragüenses salieron a protestar contra abusos de índole social del gobierno de Ortega. La manifestación ciudadana fue reprimida con violencia y uso excesivo de la fuerza.
En el contexto de las protestas la Comisión Interamericana de Derechos Humanos contabilizó más de 328 muertos, 2,000 heridos y decenas de miles de exiliados políticos.
De igual manera, en este contexto se ha dado confiscaciones, cierre de operaciones de organizaciones de la sociedad civil, exilio forzado, violaciones, asesinatos, asedio y delitos de lesa humanidad. Y a tres años de la insurrección hay presos políticos.

Una comision de “la verdad sandinista”
Si bien el gobierno formó una “comisión de la justicia, verdad y la democracia”, para Carrión es “una verdadera mentira” porque “esa comisión fue creada para la impunidad y reforzar la narrativa de golpe de Estado del régimen”.
Además, según Carrión la citada comisión al servicio del régimen “nos invita al mismo ciclo, a perdonar, olvidar y a que le echemos tierrita a las grabes violaciones de derechos humanos”.
Pese a que hay fuertes señalamientos de las organizaciones derechos humanos nacionales e internacionales que han documentado la situación de Nicaragua desde 2018, el gobierno no da señales de cambio ni reconoce su participación en tales abusos. Por lo cual Nicaragua estaría en un cuarto momento histórico de desaprovechar la búsqueda de memoria, verdad y justicia ante abusos de los gobernantes.