Oscar Navarrete se describe como un dibujante de la luz. Debido a su trayectoria profesional y su experiencia militar, habla con facilidad de aviones de guerra, armamento, tácticas de combate y coberturas complejas, además de los elementos técnicos de la fotografía.
Su nombre completo es Oscar Enrique Navarrete Aguilar y lleva toda una vida cargando una cámara en sus hombros.
Navax, como le dicen desde sus tiempos del Servicio Militar, colaboró con importantes medios de comunicación y fue cofundador de otros tantos, como El Periódico Hoy, Barricada, el Diario la Tribuna y finalmente el Diario La Prensa, donde lleva ya más de 20 años.
Ha estado en al menos dos ocasiones al borde de la muerte en coberturas de guerra y recuerda que cuando inició en el mundo de la fotografía descubrió que tenía gran velocidad para enfocar, definir la apertura del diafragma y la velocidad de la exposición para lograr fotos rápidamente.
Del lápiz y el papel a la fotografía
Navarrete recuerda que sus inicios se remontan a su infancia, puesto que tenía gran habilidad en el dibujo a lápiz y papel.
“Me encantaba rayar paredes”, recuerda con una sonrisa y nunca se olvida que por este motivo su mamá le regaló un conjunto de herramientas para dibujar.
“Me encantaba dibujar las caricaturas. No seguí desarrollando el dibujo, pero la fotografía es dibujar con la luz”, comenta Navarrete, quien nació en Managua en 1969, en el viejo barrio Río Sol.
Literal Periodismo Ciudadano: Feriados nacionales en Nicaragua ¿a cuántos días de descanso tienes derecho?

Velocidad y precisión en la fotografía de Oscar Navarrete
Navarrete recuerda que cuando estaba aprendiendo fotografía, uno de sus mentores le dio una cámara y una película para que tomara fotografías los fines de semana.
Era la década de 1980, el país estaba en guerra y Navarrete se describía como “un muchacho en rebeldía”.
No le interesaba nada del contexto sociopolítico del país, por lo que era común que en su vivienda se armaran grandes parrandas con otros jóvenes del barrio.
Aquellos CDS y el espionaje social
La fiesta y la algarabía terminaron cuando los miembros del Comité de Defensa Sandinista (CDS) del barrio, amenazaron a sus familiares que si continuaba “la fiesta” les quitarían la vivienda.
“Nos exigieron que nos organizáramos y que colaboráramos con la vigilancia revolucionaria. Eso te acercaba más a tus vecinos. Era como estar en una barbería en la que te enterabas de todo”, recuerda.
“Además, no te avalaban nada si no estabas organizado porque te tachaban de reaccionario o contrarrevolucionario”, comenta.
Navarrete señala que esto le abrió paso a formar parte de la Juventud Sandinista y que de esa forma logró llegar al oficialista diario Barricada, recién fundado.
“A varios chavalos de la Juventud Sandinista los mandaron a varias empresas del Estado y a mí me mandaron a los medios de comunicación, a Barricada. Creo que llegué en el mejor momento, porque estaban montando la rotativa. Desde ese momento me casé con la fotografía sin divorciarme nunca. Intenté separarme una vez, pero no lo logré”, señala Navarrete.
Literal Periodismo Ciudadano: Luis Felipe Palacios: la cara detrás de las noticias de EFE en Nicaragua

El Ejército fue una experiencia compleja
Posteriormente Navarrete formó parte de las filas del Ejército de Nicaragua, pero en lugar de disparar con el fusil, lo hacía con su cámara fotográfica.
“Cuando llegué al Ejército, habíamos pocos, pero luego eran como 250 personas en toda el área audiovisual del Ejército”, recuerda.
“Antes necesitabas un realizador, un editor, un sonidista, un camarógrafo y un editor. Caminaba mi pechera, mi fusil, mi avituallamiento, mi cámara. Andaba igual que un ‘cachorro’, nada más que en lugar de disparar plomo, disparaba fotografías”, dice Navarrete.
También recuerda que en una ocasión estuvo al borde de la muerte por una alergia, casi al final de una cobertura de combates.
La mala herencia de la guerra
La picazón era tanta, que se rascó con una cutacha, provocándole una grave infección.
Pese a que la experiencia la describe como hermosa, confiesa que la guerra es algo horrible debido a que existe un proceso de deshumanización.
Los efectos de la guerra lo impulsaron al consumo del alcohol, psicotrópicos y convivir con múltiples relaciones amorosas que lo afectaron emocionalmente, confiesa.
“Tengo muchos amigos que murieron en el alcoholismo o en las drogas por el lastre emocional, desembocando en los excesos. Todo el mundo olvidó rápido a esa generación que murió en la década de 1980”, señala.
Literal Periodismo Ciudadano: El poder de la palabra: escritoras y periodistas buscan igualdad

Cerrar la puerta del dolor y abrir una ventana a la vida
Navarrete comenta que su primer matrimonio fue un fracaso, debido a los excesos. Fue hasta que vio nacer a su hija, fruto de una nueva relación con una de sus exnovias, que su vida cambió.
“El nacimiento de mi hija fue una señal de Dios y fue un cambio para mi vida. Decidí dejar todos los vicios, sin ir donde ningún médico. Dejé ese proceso doloroso”, dijo.
Luego de su participación en el Ejército cuenta que se fue sin ningún tipo de apoyo al final de la guerra en 1990, por lo que decidió regresar a Barricada a buscar trabajo.
El periodista Xavier Reyes Alba, su mentor, le brindó la oportunidad de encargarse del cuarto de revelado, hasta que posteriormente le abrió una plaza como fotógrafo.
Llegada a La Tribuna y La Prensa
Debido al cierre y cambio de dirección de Barricada Navarrete queda nuevamente en el desempleo. En 1994 llegó al Diario La Tribuna, que describe como un periódico con tecnología de punta.
Sin embargo, no estuvo mucho tiempo, debido a que se dedicó a trabajar en otros medios impresos que entonces surgían en Nicaragua.
“En 1994 pasé a La Tribuna y en 1997 pasé a fundar un semanario internacional. La Tribuna se descapitalizó y fue una lástima que terminó apostando por las notas rojas y amarillistas. Eso sepultó a La Tribuna”, comentó.
Ante esto, buscó una oportunidad en el Diario La Prensa, donde inicialmente no le permitieron laborar debido al portafolio que presentó con fotografías de guerra.
“Cuando llegué le dije compañera a la licenciada que me atendió. Ya desde ahí iba mal. Ella revisó mi portafolio, solo miró dos de mis fotos y me dijo que no podía aplicar por mis fotos y por mi edad”, señala Navarrete en medio de risas.
Sin embargo, las puertas del Diario La Prensa se le abrieron porque el periodista español Rolando Flores lo invitó a trabajar en el periódico Hoy que estaba por abrir operaciones en 2003.
“En el periódico Hoy aprendimos de todo, desde fotografía documental, de nota diaria y hasta modelaje. Fue una buena escuela. René Ortega, jefe de fotografía en ese tiempo en La Prensa, me ofreció trabajo y desde entonces ahí me quedé”, comenta.

Literal Periodismo Ciudadano: Plan de acción para apoyar Libertad de Prensa en Nicaragua
Navarrete es un tipo sencillo. Hablador y bromista, valiente en el momento de retratar las imágenes y conciliador cuando las cosas salen mal en su entorno.
Bajo su dirección y con consejos más de amigo que de tutor ha logrado formar a decenas de fotógrafos jóvenes y ha aprendido de la experiencia de corresponsales de agencia, de artistas y cuanto colega con conocimiento se le pasa por enfrente.
Actualmente continúa laborando en el Diario La Prensa y señala que nunca se imaginó que Nicaragua desembocara en tanta violencia como la vivida a partir de abril de 2018.
“El periodismo nunca ha sido cosa fácil, porque requiere mucho sacrificio, incluyendo la familia, esposa, o el hogar”, concluyó.