Un consorcio internacional de medios de comunicación y derechos humanos encontró pruebas de Pegasus, un “software espía de grado militar” en 37 teléfonos inteligentes de periodistas, activistas de derechos humanos, ejecutivos de empresas y mujeres cercanas al periodista saudí asesinado Jamal Khashoggi.
El software Pegasus se desarrolló en Israel por la empresa NSO como un programa de ciberespionaje dedicado a rastrear terroristas y delincuentes. Sin embargo, la investigación organizada por Forbidden Stories, Amnistía Internacional y The Washington Post apunta a que Pegasus se utilizó por gobiernos de todo el mundo presuntamente para hackear los celulares de activistas de derechos humanos, periodistas y otros.
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Pegasus Project
La investigación que lleva por nombre Pegasus Project informó a través de The Washington Post que los celulares estaban “en una lista de más de 50.000 números que se concentran en países que se sabe que vigilan a sus ciudadanos” y que, en adición, son clientes de NSO Group.
Además, el consorcio logró “identificar a más de 1.000 personas en más de 50 países a través de investigaciones y entrevistas en cuatro continentes: varios miembros de la familia real árabe, al menos 65 ejecutivos de empresas, 85 activistas de derechos humanos, 189 periodistas y más de 600 políticos y funcionarios gubernamentales, incluidos ministros del gabinete, diplomáticos y oficiales militares y de seguridad. Los números de varios jefes de Estado y primeros ministros también aparecieron en la lista”.

La lista
Los números telefónicos de reporteros que trabajan en el extranjero para CNN, The Associated Press, Voice of America, The New York Times, The Wall Street Journal, Bloomberg News, Le Monde de Francia, Financial Times del Reino Unido y Al Jazeera de Qatar también se encuentran en la lista que data del 2016.
Aunque The Washington Post aclaró que “la lista no identifica quién puso los números en ella, o por qué, y se desconoce cuántos de los teléfonos eran objetivos o fueron vigilados”.
Finalmente, The Washington Post indicó que si bien muchos de los números telefónicos en la lista eran de Medio Oriente, “la cifra más alta estaba en México, donde más de 15.000 números, incluidos los de políticos, representantes sindicales, periodistas y otros críticos del gobierno estaban en la lista”.
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NSO niega acusaciones
En una declaración a CNN, NSO Group negó los hallazgos de la investigación, diciendo en parte que vende sus “tecnologías únicamente a agencias policiales y de inteligencia de gobiernos examinados con el único propósito de salvar vidas mediante la prevención del crimen y los actos terroristas”.
“NSO no opera el sistema y no tiene visibilidad de los datos”, dijo la empresa. Además indicaron que continuarán investigando “todos los reclamos creíbles de uso indebido y tomará las medidas apropiadas basadas en los resultados” de tales investigaciones.
El software espía está diseñado para eludir fácilmente las medidas de privacidad de los teléfonos inteligentes, “como contraseñas seguras y cifrado”.
The Washington Post explicó que puede “atacar teléfonos sin cualquier advertencia a los usuarios” y “leer cualquier cosa en un dispositivo que un usuario pueda, mientras también roba fotos, grabaciones, registros de ubicación, comunicaciones, contraseñas, registros de llamadas y publicaciones en redes sociales”. Además, el periódico apuntó que “el software espía también puede activar cámaras y micrófonos para la vigilancia en tiempo real”.

Khashoggi, un periodista asesinado
Por último, The Washington señaló que el software de ciberespionaje eligió como blanco a dos mujeres relacionadas al difunto periodista Khashoggi, quien fue asesinado en octubre de 2018.
“El teléfono de su prometida, Hatice Cengiz, fue infectado con éxito durante los días posteriores a su asesinato … y (su) esposa, Hanan Elatr, cuyo teléfono fue atacado por alguien que usaba Pegasus en los meses previos a su asesinato. Amnistía no pudo determinar si el ataque fue exitoso”, expuso el diario.
Por su parte, NSO negó que Pegasus se usó en relación al asesinato de Khashoggi, diciendo que “nuestra tecnología no se usó para escuchar, monitorear, rastrear o recopilar información sobre él o los miembros de su familia mencionados en la investigación”.