En el mundo instantáneo del Internet y las redes sociales, las audiencias exigen simultaneidad en el consumo de información. Los niveles de competencia entre salas de redacciones se incrementan a peligrosos niveles, pues en el camino de perseguir la primicia se compromete la calidad investigativa.
En definitiva, los flujos de información transcurren a velocidades desenfrenadas, a tal punto que pareciese que la actualidad se escurre entre las manos. Así pues se crea un horizonte en el que los negocios de la información presionan a sus empleados para vender primero la noticia y atraer a nuevos usuarios.
Sin embargo, no debe olvidarse que el compromiso ético del periodismo apunta a un tratamiento responsable y meticuloso de la información.
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Desinformación
Quizás la consecuencia más nociva de ir a toda costa tras la primicia es caer en la desinformación por difundir datos que no fueron correctamente verificados.
El tema de no comprobar la información por priorizar la rapidez, además de provocar un impacto social negativo, cala y destruye la reputación personal del periodista y la imagen del medio de comunicación.
A fin de cuentas, las audiencias guían su consumo buscando prestigio, fiabilidad y veracidad, por lo que arriesgar la excelencia investigativa del contenido es contraproducente.
Ante esta situación, el escritor y periodista Gabriel García Márquez señaló que: “Los periódicos han priorizado el equipamiento material e industrial, pero han invertido muy poco en la formación de los periodistas. La calidad de la noticia se ha perdido por culpa de la competencia, la rapidez y la magnificación de la primicia”.

Profundidad
Asimismo, la profundidad en las noticias es el otro elemento que se ve perjudicado por ir desafiando al tiempo.
Priorizar la velocidad significa perder la posibilidad de contrastar fuentes, explicar el contexto y entregar una noticia más completa.
García Márquez, que también fue ganador del Premio Nobel de Literatura en 1982, dijo también que: “La mejor noticia no es siempre la que se da primero sino muchas veces la que se da mejor”.
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Problemas de redacción
Finalmente, otro problema derivado de la inmediatez es la recurrente redacción de oraciones ambiguas e incomprensibles que se prestan a malos entendidos.
Las fallas ortográficas y los errores gramaticales se vuelven el pan de cada día, cuando el principio básico de un profesional de la comunicación es cuidar la fluidez de sus párrafos y su construcción sintáctica.