En las redes sociales de Nicaragua existen dos tendencias. Un grupo comparte contenido en contra del gobierno y otro se esfuerza por mostrar apoyo y alabar la gestión de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Ambos grupos miden fuerzas para atacar sin compasión a quien tenga una opinión diferente entre ellos.
Lo disputa por las redes se ha convertido en una constante y en fechas históricas como el pasado 19 de julio, día en que el sandinismo celebra la Revolución Popular, la lucha por el control de las redes quedó en evidencia como uno de las etapas de mayor polarización política que ha vivido Nicaragua desde el 18 de abril de 2018.
Manuel Díaz, experto en marketing digital, creador de contenido en el blog Bacanalnica y uno de los nicaragüenses más interesado en estudiar cifras y comportamiento en redes sociales, consideró que efectivamente en Nicaragua existe una lucha por controlar las ideas en las plataformas sociales.
“No entiendo por qué realmente, no tiene ningún efecto práctico o trascendental en la vida de los nicaragüenses, pero si existe esa lucha”, expone Díaz.
Díaz refiere que lo ocurrido a inicios de 2018, fue una expresión espontánea autoconvocada y el gobierno no tuvo ni la más mínima oportunidad de “meter la mano”, como se dice coloquialmente, en lo que se compartía en redes sociales.
Lea: La Costeñísima y Radio Darío: ejemplos de resistencia al poder represivo en Nicaragua
“Portátiles digitales”
Advirtió que fue abrumadora la cantidad de gente que se volcó a las redes sociales a criticar los delitos de lesa humanidad del gobierno y que a partir de ahí, este hizo un trabajo que duró meses para ganar terreno y plantear competencia en los espacios virtuales, a tal punto que Díaz lo compara al equivalente de movilizar “una portátil”, a como se movilizan en las calles a fuerzas de la policía y fanáticos del sandinismo.
“Lo que en la política nicaragüense se conoce como tu portátil, consiste en que llevas ahí a tu gente para que arme la bulla, aparente que hay mucha gente que está a favor de esa idea o de ese mensaje”, explicó Díaz.
Agregó que en el caso de los opositores no hay algo coordinado sino “grupitos” alineados a un mensaje, dice Díaz.
Y ejemplificó que en el caso de Twitter, 10 o 15 cuentas que se conocen hacen un esfuerzo por mantener entre ellos una especie de campaña, pero no es comparado con los grupos organizados que tiene el gobierno con salarios, laboratorios, computadoras y tecnologías, insistió.

Crisis de popularidad
“En Nicaragua el sandinismo no llega ni al 20 por ciento, nunca ha llegado y hoy en día está en la situación más triste o de poca popularidad desde que existe y eso obviamente debería reflejarse en las redes sociales sobre todo porque la mayoría de los sandinistas no son personas muy conectadas”, señaló el experto.
Según Díaz, esto quiere decir que si el gobierno tiene alguna presencia en redes y compite con la oposición es porque un pequeño grupo del gobierno están haciendo este trabajo de forma sistemática: “hacen mucha bulla y se están haciendo ver a través del entusiasmo y una campaña dirigida”.
“Es un mérito que tan poquita gente se vea en internet”, declaró Díaz.
Explosión de redes sociales
Según Díaz, en Nicaragua ha habido una explosión de participación en redes sociales por muchas razones, entre ellas la penetración del internet, mismo que a su criterio es mérito de los proveedores de internet que han venido trabajando en silencio y avanzando en el servicio a todo el país.
Díaz consideró que de acuerdo a los datos, sólo entre el 20 y 30 por ciento de nicas están realmente conectados a internet “y todavía a ese 20 o 30 por ciento tenés que reducirlo para los que realmente están conectados a tiempo completo. Es decir el usuario que está en la computadora, en el teléfono o en la televisión conectado, cuando el internet es omnipresente”.
Internet como campo de batalla
Según los datos de la Cámara Nicaragüense de Internet y Telecomunicaciones (Canitel), hasta 2018 el internet era utilizado para hablar y socializar, lo cual es consecuente con mi experiencia empírica dice Díaz.
Sin embargo, después de esta fecha todo cambió, “pero no tenemos datos nuevos así que no sabría decir hasta dónde es real este cambio”.
“En el caso del gobierno, el internet se convirtió en un campo de batalla adicional a lo que ya tenían en las calles y los medios tradicionales”, expresó Díaz.
Añadió que “ellos son muy combativos, por ponerlo de una manera elegante; pues si ellos establecen como un campo de batalla la calle entonces consiguen soldados, policías y seguidores para que ese campo de batalla sea conquistado”.
Díaz refiere que los estrategas del régimen consideraron que los medios de comunicación eran un campo de batalla y lo que hicieron fue comprar canales, radios y todo lo que ellos consideran “armas” para conquistar ese campo de batalla.
Enfatizó que las redes sociales y el internet se convirtieron en ese campo de batalla por parte del régimen a partir de la “vergüenza” que dieron en 2018 y ellos entonces están invirtiendo en personal, en capacitación y en equipos señaló el experto.
Díaz también mencionó que de los frentes de batalla que ha abierto el régimen, las redes sociales son donde más han perdido y consideró que el único “frente” que han logrado ganar a punto de “plomo y sangre” es el de las calles.

Mensajes entre ellos
Un análisis e investigación que la periodista Mildred Largaespada hizo para Confidencial, sobre la contienda en redes sociales entre quienes adversan al régimen y el régimen mismo a través de sus laboratorios, resultó en una conclusión interesante: el gobierno no participa para ganar mayor incidencia, sino para fortalecer a sus bases.
“A pesar del esfuerzo desplegado, la estrategia tuvo un enorme fallo, que en términos de comunicación política se puede calificar de fracaso, pues toda esa información no la miró Nicaragua. Ocurre que la red orteguista está excluida de la conversación digital. Los usuarios orteguistas están bloqueados por la mayoría de la gente debido a su comportamiento intimidante y amenazante. Los militantes orteguistas en redes sociales no tienen público más allá de los mismos orteguistas pues son conocidos como `los paramilitares de las redes´, que abiertamente parasitan los tuits publicando mensajes con contenido soez, grotesco, imágenes de órganos sexuales masculinos de todos los tamaños, reclamando que su información sea tomada en cuenta bajo amenaza de muerte”.
Para Largaespada, en su investigación titulada Daniel Ortega sin masas en la plaza el 19, ganó una audiencia digital, ¿para qué?, todos los mensajes enviados por sus equipos de seguidores solo fue para ellos y ellas: “Fue una acción de comunicación política ensimismada. No es un objetivo menor, puesto que su propósito es hacer creer y consolidar la red orteguista para que esté preparada para unas hipotéticas elecciones presidenciales”.
“Los resultados también pierden potencia cuando se descubre que es una acción de comunicación digital artificial, organizada para convertir las etiquetas previamente elaboradas por el partido (Rosario Murillo las mencionó todas en su discurso del 19 de julio, habló en idioma hashtag) en tendencias y con esto hacer creer que `las calles y las redes son suyas´. Esta artificialidad evidente le rebaja los colores al hito”, observó Largaespada.
“Todo para ganar”
Respecto a las audiencias, Díaz mencionó que un medio de comunicación que no tiene ni siquiera presencia en medios tradicionales recibe mucha más audiencia a veces que los canales del gobierno.
“Algo similar pasa en redes sociales: es evidente que por mucho esfuerzo que hacen siguen teniendo una audiencia bien limitada, razón por la que van a hacer todo lo que tengan a su disposición para ganar”.
En el caso de las redes sociales eso significa abrumar con mensajes negativos a los usuarios, dijo Díaz.
Díaz relató que ha conocido usuarios que decían por ejemplo: mirá yo ya no uso Twitter porque es demasiado (ataques, hostigamiento, insultos), lo que me llega y entonces no entro.
En esos casos Díaz, recomienda primero que no pasa nada si dejas de usar esa red social y segundo, bloquear a los atacantes.
Advierte que esa idea que bloquear usuarios va en contra de la libertad de expresión es absurda, y además no es correcta. “La libertad de expresión la garantiza el estado del país y en Nicaragua no tenemos de todos modos libertad de expresión”, refiere Díaz.
Constantemente en redes sociales los usuarios denuncian amenazas de muerte, acoso e intimidación. Literal/Pixabay
Lo famosos derechos de autor
Otra de las formas de ataque del gobierno nicaragüense en contra de los medios de comunicación y de los mismos usuarios es denunciar publicaciones de contenido que incluya declaraciones de funcionarios públicos, aun cuando este es contenido de interés para todo el país y no representa violación a los derechos de autor.
Díaz señala que hay una confusión. Así como el gobierno es en realidad una familia, un partido, además empresarios, entonces ellos son dueños de los discursos del presidente de la república por ejemplo y pueden ir Facebook y Twitter a reclamar como propio todo ese contenido que en realidad es noticia nacional.
También: ¿Son las redes sociales la nueva tendencia de la educación del futuro?
“Toda aparición, donde el presidente diga algo que afecte a la nación no puede ser protegido por derechos de autor, pero ellos hacen eso porque tienen el monopolio de las transmisiones” recalcó Díaz.
En este sentido, explicó que las plataformas internacionales no se dan a la tarea de dilucidar si ese que habló era el presidente u otra persona y el video no era privado si no que era público y desde ahí el gobierno ha logrado “combatir” un poco a los medios de comunicación digitales que hacen un esfuerzo por informar un poco sobre lo que sucede en Nicaragua.
Sin embargo, Díaz señaló que hay canales de YouTube que ya fueron devueltos y los pocos que afectaron fue una afectación mínima.
“Digamos que en esta guerra no pegan una los del gobierno y lo siguen haciendo con la esperanza de que uno de los dos grupos se canse. Si hay que sacar una conclusión, es que (el gobierno) no han ganado, no han encontrado la forma y probablemente eso no cambie”, finalizó Díaz.
.