La música te acompaña y te traslada a otro mundo: no importa si caminas, si haces tus deberes, trabajas o estudias; viajas y vas con el sonido a fondo con las nuevas tecnologías, pero ¿te has dado cuenta cuánto afecta a tu salud?
El avance de la tecnología ha hecho posible que en la actualidad, estemos cada día más expuestos a complejos aparatos reproductores de sonidos: desde audífonos sencillos que se conectan vía cable al celular, hasta costosos y sofisticados aparatos especializados que directamente azotan tus tímpanos.
Y no es solo la música directa en tus oídos. Las personas que trabajan en fábricas, lugares de eventos, discotecas o bares se exponen al ruido y con ello a un mal silencioso: la sordera.
Alerta por la salud auditiva
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó una nueva norma para combatir la creciente amenaza de la pérdida de audición.
De acuerdo a la OMS, más de 1000 millones de personas de edades entre los 12 a 35 años corren el riesgo a perder la audición debido a la exposición prolongada y excesiva a música fuerte y otros sonidos.
La directora del Departamento de Enfermedades No Transmisibles de la OMS, Bente Mikkelsen, dijo: “El riesgo se intensifica porque la mayoría de los dispositivos de audio, lugares y eventos de entretenimiento no ofrecen opciones de escucha seguras y contribuyen al riesgo de pérdida de audición”.
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Problemas en la salud
Literal Periodismo Ciudadano conversó el doctor Leonel Argüello quien explicó que los altos volúmenes de sonido van dañando el sistema auditivo de forma progresiva, a tal punto de que los jóvenes perderán la audición 20 años antes de lo que la deberían de perder.
También expuso otros problemas de salud que causa el ruido como el estrés y la presión arterial.
“Al aumentar la presión arterial hace que tu corazón crezca más porque el músculo tiene que hacer más esfuerzo y tenés un mayor riesgo de tener un accidente cerebrovascular o derrame y un infarto por el problema de la presión alta”, dijo.
La presión alta daña también los riñones y otros órganos: “el ruido te puede producir eso, imagínate”, observó Argüello.
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Afectaciones a la salud mental
El sonido excesivo provoca estrés y hasta puede llegar a deprimir y afectar emocionalmente a una persona.
“La gente que vive cerca de las discotecas de repente están deprimidos y no saben por qué y el problema es que están en un lugar con un ruido permanente en la noche”, dijo Argüello.
“Pueden tener perturbaciones del sueño, daños al sistema nervioso o dificultad para dormir”, explicó el médico.
La pérdida de la capacidad auditiva también va provocando aislamiento social, baja autoestima y otros males sociales.
Hay que oír las señales
Imagina que estás en medio de una conversación con tus amigos, sin embargo, no logras escuchar bien ciertas palabras, no sabes qué sucede y pedís constantemente que repitan lo que han dicho y eso te hace sentir apenado(a).
Esto puede provocar que una persona vaya apartándose o perdiendo el contacto con las personas con las que usualmente suele hablar.
“Te preguntan una cosa y contestas otra. Hay que estar pendiente de eso porque los que escuchan música alta, se ponen los aparatos en los oídos van perdiendo (la audición) gradual o de manera progresiva”, alerta el doctor Leonel Argüello.
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Mal uso de la tecnología de sonido
Actualmente la tecnología del sonido nos ofrece gran variedad de dispositivos de audios personales, desde auriculares de cable y manos libres, hasta audífonos invasivos, bocinas con sonidos envolventes y barras de poderosos sonidos.
No obstante, ¿son estos aparatos los responsables de la devastadora pérdida de audición en este siglo? No.
Según el doctor Argüello no es el dispositivo el dañino sino la forma y el tiempo en que lo usamos: “lo dañino es que nosotros no sepamos utilizar el dispositivo”.
Hay que oír estos consejos
Argüello recomienda que en caso de usar audífonos, procurar no hacerlo más de una hora y a un nivel bajo.
A nivel alto solo se puede usar cuatro minutos y por cada hora de uso, tomar un descanso de cinco minutos como mínimo.
“¿Qué es lo que se hace? Es disminuir el tiempo de exposición y la cantidad de sonido o decibeles que están en el lugar donde estás trabajando o divirtiendo”, dice el doctor.
“Idealmente en todos los trabajos donde hay ruido debe de estar midiendo los decibeles a que están expuestos (los trabajadores) para ver si se disminuye esa exposición o se disminuye el ruido”, aconseja Argüello.
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Señales de alerta
Las señales de alerta sobre la pérdida de la audición son casi imperceptibles, no te das cuenta, a menos que estés pendiente de todos los síntomas.
Por ejemplo, sentís que la persona con la que estas platicando habla bajo y no es así. O no entiendes algunas frases o palabras.
“Cuando le decís a alguien ‘háblame más despacio o más alto que no te oigo’… es es una señal”, dice Argüello.
“¿A qué volumen regulas la televisión? Es otra señal, que percibas que para poder escuchar le subís más al televisor o la radio.
“Hay gente que en dependencia del nivel (de gravedad del daño auditivo) se les puede poner unos aparatitos para que escuchen”; no obstante, Argüello destacó que cuando ya existe un daño al sistema nervioso es irreversible recuperar la audición.
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¿Cómo podemos prevenirlo?
Algunos consejos incluidos en la nueva norma de la Organización Mundial de la Salud (OMS), para combatir la amenaza de la pérdida de audición son los siguientes.
Para los lugares y eventos de entretenimiento:
- Un nivel sonoro medio máximo de 100 decibelios.
- Seguimiento y registro constante de los niveles sonoros con equipos calibrados por personal designado a tal efecto.
- Optimización de la acústica y los sistemas de sonido de la sala para garantizar una calidad de sonido agradable y una escucha segura.
- Entrega al público de protección auditiva personal, junto con instrucciones de uso.
- Acceso a zonas silenciosas para que los oídos descansen y disminuir el riesgo de daño auditivo.
- Formación de los trabajadores y distribución de información entre ellos.
Para las personas:
- Mantener el volumen bajo en los dispositivos de audio personales.
- Utilizar auriculares/cascos bien ajustados y de ser posible con cancelación de ruido.
- Utilizar tapones para los oídos en lugares ruidosos.
- Efectuar con regularidad reconocimientos de la audición.