Hoy en día, difícilmente, las personas pueden desenvolverse en sus medios sin recurrir al teléfono inteligente con conexión activa a Internet. La comunicación entre unos y otros se basa en la interacción a través de aplicaciones y redes sociales.
Nos registramos, completamos los campos de información, actualizamos nuestras fotos, ¡y listo! Tenemos nuestro perfil. Ahora nos conectamos unos con otros, convivimos y socializamos, las gestiones se pueden hacer desde el teléfono, pagos de cuentas, compras en línea, reservaciones, casi, pero casi todo.
Lo único que se nos escapa es, saber si todo es realmente seguro.
¿Es seguro permitirle acceso a mi ubicación en tiempo real a las aplicaciones? ¿Autorizar el acceso a micrófono y cámara?
¿Te has preguntado qué hacen con todos los datos que brindás? ¿Has reflexionado sobre el tipo de información que subís a la red? ¿Cuentas de bancos, ciudad de residencia, direcciones?
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Conflicto ético
El debate de la ética y la tecnología es necesario. En vista de ello, Literal te comparte y explica lo que son los algoritmos y dónde se encuentra el conflicto ético de ellos y la banca de data.
Al registrarnos en una nueva red social, o aplicación, lo primero que hacemos es rellenar un formulario con datos personales y “básicos”. ¿Te suena familiar?
Esos formularios existen gracias a los algoritmos.
Al respecto Josseling Roa, estudiante de Ingeniería en Sistemas, explicó que en palabras sencillas “los algoritmos son líneas, o códigos, que te ayudan a automatizar procesos que resuelven problemas, o suplen necesidades”.
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En tanto Álvaro Detrinidad, también estudiante de ingeniería explicó que los algoritmos se centran en la lógica, recopilación y rastreo.
Se encuentran en cualquier parte de los sitios webs o aplicaciones. Una de sus funciones es buscar aquello que al usuario le interese, crea un tejido de temas de interés y construye una red final.
Todo recopilado a partir de las interactuaciones de los usuarios: cada Like, cada click, cada suscripción, cada encuesta llenada, cada formulario enviado, cada video o página vista crea un perfil del usuario por medio del algoritmo, insistió.

La otra cara de los algoritmos
Hasta ahora podrás creer que no representan ningún problema o peligro. Los algoritmos solo recopilan información y listo. ¿Te has preguntado a dónde va esa información y qué dicen de vos?
Lo que hace el algoritmo es recopilar toda la información que brindás a través de formulario y los rastros de navegación. Luego la guarda en una base de datos. A la interfaz, al sitio web, a las aplicaciones, al dispositivo puede pasarle cualquier cosa, pero la información siempre estará a salvo, por estar almacenada en bases de datos.
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Qué harán las empresas con esos datos
Al respecto, el portal de filosofía Filosofía & Co de Isabel Fernández Peñuelas, compartió:
“No hay que asustarse, que la cosa no está tan fea. No todos los algoritmos son igual de oscuros y negros. (…) Dicen tecnólogos y filósofos de la razón que la ética no hay que buscarla dentro del sistema, sino en el agente que la programa”.

La información es un activo en las empresas. Esta es tan importante como el dinero; con ella podés jugar. Cada perfil creado a partir de algoritmo identifica un potencial cliente de consumo de contenido o de bienes, sujeto a recibir y consumir publicidad de las empresas .
Recuerda que grandes empresas como Facebook, WhatsApp te brindan un servicio gratuito pero a cambio guardan mucha información valiosa por medio de la cual ofrecen anuncios personalizados, sobre la base del perfil creado por lo algoritmos, de modo que seleccionan con precisión el tipo de contenido y con ello, el tipo de publicidad a ofrecerte.