
La expresión verbal es a nivel mundial la principal forma de comunicación humana, sin embargo, hay millones de personas con discapacidades que únicamente lo hacen a través de lenguaje de señas, una nueva manera de idioma universal que gana espacios sociales cada año.
Este sector poblacional se encuentra limitado a nivel comunicacional, puesto que en países como Nicaragua el lenguaje de señas es conocido mayoritariamente solo por personas sordas.
En Nicaragua, esta barrera de conocimiento del lenguaje coarta el acceso a derechos fundamentales como: educación y salud. Es por esta razón que los ciudadanos oyentes, principalmente quienes trabajan en el sector servicio, deberían conocer el idioma de señas.
Para 2009 el 2,5% de la población nicaragüense (de un total entonces de 5.9 millones de habitantes) tenía alguna discapacidad y de ese universo el 10.1% padecía discapacidad auditiva, esto según el censo realizado ese mismo año.
Censo INIDE 2009
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Lenguaje de señas en Nicaragua
La comunidad sorda a nivel mundial desarrolló distintos lenguajes de señas, propios de cada país y cultura. El Idioma de Señas de Nicaragua (ISN), lo creó la ciudadanía con discapacidad auditiva.
“Era prohibido totalmente usar lenguaje de señas”, explica la docente de educación especial jubilada y madre de una mujer con discapacidad auditiva, Yadira Miranda.
En la época de 1980, la lengua de señas no era aceptada por especialistas en Nicaragua, pues de acuerdo con Miranda, buscaban desarrollar únicamente la escritura o el habla verbal.
Diccionario del lenguaje de señas
Sin embargo, el hablar a través de señas, era para los estudiantes la manera más sencilla de comunicación, por lo que con el tiempo se oficializó como idioma.
La maestra narra que durante el recorrido del bus escolar, los estudiantes se comunicaban a través de señas caseras, lenguaje que después fue retomado por estudiantes de nuevo ingreso.
El lenguaje de señas nicaragüenses es coherente y práctico, actualmente cuenta también con un diccionario.
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Educación regular
Según información del Ministerio de Educación en el país hay unos 25 centros de educación especial, con mayor presencia en las regiones Pacífico y Centro.
De acuerdo con el último censo realizado en 2009, el 41.0% de la población con discapacidades no tiene ningún nivel de escolaridad.
A esto se le suma que solo el 7.0% cursó la educación secundaria y únicamente el 2.0% tienen formación a nivel universitario.
Causa de deserción escolar
Saraí Narváez, estudiante de Comunicación y graduada de ISN, comenta que su primo con discapacidad auditiva, “se frustró al terminar la primaria y no encontrar un lugar donde continuar estudiando”.
El joven comenzó a estudiar en un colegio de educación regular, pero no continúo, “porque no estaban preparados para atender a personas sordas o con otra discapacidad”, a clara Narváez.
Jica detalla que hay una “Unidad de Orientación Educativa, del MINED, conformada por 130 docentes que se desplazan por los centros de estudios regulares que atienden estudiantes con necesidades educativas asociadas o no a una discapacidad”.

Dificultades de acceso a la salud
“Las personas con discapacidad tienen derecho a gozar del más alto nivel posible de salud. El Estado a través del Ministerio de Salud y otras instituciones públicas, está en la obligación de asegurarles el ejercicio al derecho a una salud gratuita, de calidad, con calidez humana, asequible, especializada y pertinente de acuerdo al tipo de discapacidad con el fin de prestarles la mejor asistencia en los servicios de salud”.
Ley 763, artículo 47
A pesar de lo que mandata la ley, las personas sordas enfrentan limitantes de comunicación al acceder al servicio de salud público.
“Los médicos deberían saber lenguaje de señas para poder comunicarse son sus pacientes”, dice Miranda.
Explica que al momento que una persona sorda tiene una emergencia de salud, el lenguaje se convierte en una barrera que condiciona la calidad de la atención que recibe.
Una prótesis carísima
La docente también refiere acerca de la “necesidad de preparar y a acompañar a los padres con hijos sordos”.
Por otra parte, la ciudadanía con discapacidad auditiva debe costear el uso de aparatos auditivos.
“Los aparatos para sordos cuestan unos 600 dólares, mi hija pasó mucho tiempo sin usarlos porque no se los podía comprar y disminuyó el poco estimulo que tenía en el odio”, señala Miranda.
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Iniciativas para la inclusión
En Nicaragua existe la Asociación Nacional de Sordos de Nicaragua (ANSNIC), desde donde se trabaja por “Integrar de Forma Activa a las personas sordas con el quehacer nacional mediante la gestión local y la incidencia en las actividades sociales, políticas y culturas de Nicaragua”.
Miranda, quien fue miembro de ANSNIC, comenta que desde la asociación “se capacita y acompaña a personas con discapacidad auditiva y a sus familiares”. Además, hay clases de lenguaje de señas para maestros que voluntariamente quieran aprenderlo.
Las iglesias
Adicionalmente, algunas iglesias de diferentes denominaciones capacitan a sus líderes en lenguaje de señas.
“En mi iglesia aprendemos lenguaje de señas nicaragüense y también bíblico, porque en la iglesia hay más de 40 sordos”, detalla Narváez, quien también es maestra de escuela dominical.
Mientras que la catequista Andrea Aguirre, explica que en su iglesia “hay una pastoral de sordos y a los catequistas nos capacitan en lenguaje de señas, para que podamos impartir el catecismo”.
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Los medios de comunicación
Además, algunos medios de comunicación impulsan incitabas como el uso de intérpretes en los noticieros o en transmisiones especiales.
El canal de televisión Vos Tv creó el segmento “Mi seña, tu seña”, donde los televidentes pueden aprender lenguaje de señas, enseñado por una presentadora con discapacidad auditiva.
Como parte de la campaña “Todos con voz”, en 2009 se aprobó la Ley 675, Ley de Lenguaje de Señas Nicaragüense.

En ella se establece que “los propietarios de los medios de comunicación audiovisuales, deberán utilizar intérpretes de lenguaje de señas para comunicar e informar a las personas con discapacidad auditiva”.
Asimismo, el artículo cinco de la misma ley, mandata el uso de intérpretes de lenguaje de señas, en actos públicos ya sean presidenciales o de los demás representantes del Estado.
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Vencer las barreras de comunicación
Para Narváez es necesario que se “monitoree y garantice el respeto a los derechos de las personas con discapacidad”.
“Nosotros como ciudadanos tenemos que trabajar por un mundo mejor y si ellos no pueden hablar nuestro lenguaje, pero nosotros podemos aprender el de ellos, aunque sea lo básico”, dice la joven.
A juzgar por miranda el aprendizaje de lenguaje de señas debería ser de “extraordinario cumplimiento para los maestros de educación regular”, pues se facilita el proceso de inclusión de los estudiantes sordos.